jueves, 10 de noviembre de 2011
A La Señora Del Quijote ... T.Lore
Gracias por impulsarme a realizar este proyecto de dos años, el cual disfruté y aprendí mucho. Gracias por toda la motivación y el apoyo que he tenido siempre. Gracias por enseñarme y darme la oportunidad de apreciar las cosas desde un punto de vista totalmente diferente, pero más que nada Gracias por permitirme conocer y disfrutar la locura tanto como Don Quijote.
Epílogo
Hace mucho tiempo ya que partió don Quijote, siglos atrás. Más él no se ha ido , nunca se fue y nunca se irá, todos tenemos algo de él ya sea con la seriedad que nos enfrentamos a una situación o al igual como enfrentamos todo lo que nos apasiona. Recuerdo el día de su sepultura que una pluma cayó en ese lugar, era una pluma única , especial. Me pregunté si con esa pluma se habrán escrito todas las verdaderas historias y aventuras que pudimos disfrutar todos los que alguna vez nos vimos involucrados. Es probable que con esa pluma se hallan escrito nuestras aventuras; pero hoy que esa pluma ya no está, lo cual nos permite tener la libertad y responsabilidad de escribir nuestra propia historia , nuestras aventuras, y en cada una de ellas se ve un reflejo , un destello brillante de Don Quijote de La Mancha, por que todos tenemos algo de él.
Capítulo 74
Todo pasó tan rápido que no se como expresarlo, como a los dos días de haber llegado a casa cayó en cama mi señor don Quijote con una calentura enfermiza que hacía que la frente le hirviera. No sabía yo si algún resfriado había agarrado o si esto era algún tipo de desconsuelo por la derrota obtenida en Barcelona. Todos en la casa ,El bachiller, Sancho, El cura, El barbero, todos se encontraban en una desesperación total al verle tan cabizbajo; lo intentaban animar, más nada funcionaba. Yo decidí quedarme con el apoyarlo siempre ser el soporte fuerte y confiable que siempre fui, aunque nunca me pudo ver siempre estuve ahí para él. El doctor no vio muchas esperanzas de vida en don Quijote , pasado el medio día pidió que le dejasen solo y se quedó dormido, en un inicio creí que nunca más volvería a ver la luz en sus ojos, pero no fue así a las seis horas despertó. Gritaba que le había sucedido un milagro que ya era cuerdo y no loco. Yo no lo podía creer como se decía así mismo loco si nunca lo fue y nunca lo será. Solicitó inmediatamente que llamaran a un escribano para realizar su testamento y quería que el cura lo confesase. Una vez hecho esto el cura hizo que todo estuviéramos presentes para el testamento, el cura determinó que no le quedaba muchas horas de vida. Era un sentimiento indescriptible, como algo que siempre había estado tan vivaz , tan presente, tan propio , repentinamente se extinguiría. Le dejo pagó todas sus deudas a Sancho e incluso lo que le sobraba; y le pidió perdón por haberle hecho hacer esas locuras, a lo que Sancho le respondía que nunca fueron locuras y que sí lo fueron habrán sido las más bellas y memorables locuras. La propiedad a su sobrina fue entregada, y le permitió casarse con quien considerar que fuese digno de ella, sin embargo este esposo de ella no podría tener ningún afin a las novelas de caballerías de ser así se le despojaría a ella de todos sus vienes. Se le pagó a dueña todos los años de servicio. Y ahí cerró su testamento. Al lado de su cama me senté y la compañía de sus últimos minutos de vida gocé, todo lo que pasamos lo recuerdo bien siempre estará en mi memoria, por que siempre tendré un parte de Don Quijote de la Mancha en mí, y al sentir su ultimo soplido supe que ya se había ido y así cayó en mis brazos, el único e inigualable el cuerdo y jamás loco don Quijote de La Mancha.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Capítulos del 71 al 73
Proseguimos y una vez más volvió a la mesa el tema de los azotes pendientes de Sancho, don Quijote le expresó su precisa su urgencia y ofreció pagarle con el fin de que entre más pronto se los diese más le pagará inmediatamente esa noche en el campo abierto, se alejo un poco Sancho entre los árboles y se dio como seis azotes, el sétimo pegó en la corteza de un árbol y al descubrir que sonaba muy parecido a los que se hacía en su espalda, decidió continuar azotando los árboles, según mi pobre don Quijote ya llevaba como mil, y más pronto romperían el encantamento de Dulcinea, le obligó don Quijote a tomar un descanso, y le pidió que terminara de darse los azotes en casa , lo cual no fue del agrado de Sancho ya que no podría engañar más a don Quijote. Y se quedaron esa noche en un mesón con el fin de descansar. En el mesón se encontró mi señor don Quijote con un tal don Alvaro que al parecer salía en la historia falsa de nuestras aventuras, le preguntó don Quijote que si el conocía al otro don Quijote al falso, por que yo se que el único verdadero es mi señor el sin igual don Quijote de la Mancha. El se dio cuenta que sin duda estos aquí presentes eran don Quijote y Sancho panza los únicos y consta de eso en una acta. Esa noche Sancho se dio el resto de sus azotes pero a costas de los árboles y mi señor don Quijote engañado. Pero para él en cualquier momento podría encontrar a Dulcinea del Toboso desencantada. En la mañana siguiente apenas salió el sol subimos una cuesta y muy cerca de ahí se veía la aldea de la que hace mucho tiempo atrás salimos con la esperanza puesta en la aventura. Llegamos a la aldea, casi no la recordaba su olor sus habitantes sus casitas regadas por ahí, bastó en cruzar el portón de bienvenida para encontrarnos con el bachiller y el cura el cual muy contentos de vernos de nuevo en la aldea. Las nuevas le llegaron a Teresa la cual se vino corriendo con Sanchica. Teresa se sorprendió por que Sancho no venía con apariencia de gobernador, ni mucho menos en lujosas carrozas, pero muy felices de ver a Sancho se fueron hacia su casa y dejaron a don Quijote en la de él, su sobrina y la dueña muy alegres le abrazaron y lo llevaron adentro. Don Quijote les contó como fue que tuvo que ir a dar a su casa y como lo vencieron, y muy alegremente informamos nuestra nueva actividad de aventura durante este año la actividad pastoril. La cara de la dueña , la sobrina, el bachiller y el cura lo dijeron todo pensaban que era un nueva locura,¿que tiene de malo ser pastor? En fin el bachiller y el cura se ofrecieron en acompañarle, pero más bien creo que que es para cuidarle de que cometa cualquier locura , según ellos. Más tarde don Quijote en la cama la dueña y la sobrina le atendieron de buena manera le llevaron la cena a la cama y le permitieron descansar. Tal y como nos lo merecíamos, por que pronto iniciaremos nuestra nueva actividad pastoril para en un año retomar la caballería.
Capítulos del 68 al 70
Una vez más de noche nos encontrábamos Sancho durmiendo, yo alerta y don quijote desvelado y pensativo. Despertó a Sancho para decirle que debía de arse los trecientos azotes lo más antes posible para desencantar a Dulcinea del Toboso lo mas pronto posible. En eso se escuchó un ruido ensordecedor y en medio de la oscuridad de esa noche , nada se veía cuando por entre nuestras piernas pasó una piara. Quien se iba a imaginar cerdos en la noche corriendo desquiciados. Muy de mañana seguimos nuestro camino de frente nos topamos como diez hombres a caballo y cinco a pie, nos acorralaron nos apuntaron con sus lanzas, y sin decirnos palabra alguna nos hicieron ir hacia una ruta familiar. Cuando caí en razón estábamos en el palacio y hogar de los duques y todo estaba servido. Había una hoguera grande, hachas en llamas, el duque y la duquesa sentados y una joven como en un especie de conmemoración fúnebre, era Altisidora , ¿Se habrá muerto por mi señor don Quijote? Este suceso es muy extraños fuera de lo común. Le informaron a Sancho que le iban a arañar la cara, pellizcare, punsarlo con alfileres y más, esto con el fin de revivir a Altisidora. Sancho confundido y más que todo preocupado recibió unos arañazos y pellizcos pero no iba a soportar los alfileres, en eso altisidora se movió y al parecer ya la habían logrado revivir, se le insistió lo azotes por Dulcinea, pero Sancho no lo hizo. Agradeció Altisidora a Sancho por haberle devuelto la vida y luego fuimos escoltados donde habíamos quedado en nuestro camino la última vez. Esa noche en nuestro aposento, confusos nos encontrábamos los tres. Más que todo don Quijote y yo por que como siempre Sancho ya deseaba dormir. Don Quijote serio y pensativo, yo me preguntaba como nos habría encontrado el bachiller, será que tenía algún aliado o un espía que le informaba cada uno de nuestros movimientos. En eso entró Altizidora,y conversó con Sancho don Quijote y con mi persona. Sancho quiso saber como era el otro mundo donde supuestamente había estado. Ella no supo describirlo muy bien pero algo recuerdo que mencionó del libro de copia de las aventuras de don Quijote. Hubo una expresión de Altizidora la cual me puso a dudar si su amor por don Quijote era real, pero la posición firme de mi amo es espectacular, nunca abandonaría a Dulcinea del Toboso. Cenamos con los duques dispuestos a salir por la mañana.
Capítulos del 65 al 67
Siguieron al caballero de La Luna Blanca, hasta que se detuvo y yo deseaba escuchar de donde había salido este caballero que nunca había oído hablar. Se presentó como el bachiller Carrasco; en eso recordé de donde se me hacía tan parecido, fue el que intentó devolver y retener a don Quijote que se quedase en casa. El mismo explicó que ya se había hecho pasar por el caballero de los mil espejos y que ya don Quijote le había vencido. Es por eso que se hizo pasar por este nuevo caballero, ya sabiendo como vencerlo sería mas sencillo, y conociendo cuan apegado a las leyes de la caballería era decidió ponerle este reto tan comprometedor. Explicó luego que en la aldea estaban tan preocupados por el que creían que la única forma que cobraría juicio sería un año o más lejos de ser caballero. Al parecer todo esto lo hacían por el propio bien de don Quijote, pero como dice don Antonio con sus palabras de sabiduría volver cuerdo a don Quijote sería la más grande locura, ya que con su locura era la persona más maravillosa que existiese. Pidió el bachiller que no le dijesen nada de esto a don Quijote, y así lo hicieron. Pasaron seis días don Quijote cabizbajo , triste, desesperación e veían en sus sabios ojos. Sancho le decía que esto no se podía cumplir, pero don Quijote le prometió que después de pasado el año de penitencia volverían en busca de nuevas aventuras. Por ota parte Ana Felix la hija de Ricote se separó de su amor Gregorio por que este partió con don Antonio a un caso cerca en la corte y ese mismo día partió don Quijote y Sancho , Rocinante y el Rucio y yo el viento , los tres desarmados poniendo nuestra esperanza en que este año de penitencia se pasara rápido. Salimos y pasamos por el lugar de la derrota, don Quijote se lamentaba de haber expuesto a rocinante de esa manera, y como el no pudo ver que no resistiría, pero prosiguieron su camino. Se encontraron una venta en la cual Sancho tuvo que poner en práctica su oficio de juez con respecto a una carrera de pesos iguales. Pasamos esa noche en un campo verde, Sancho había convencido de dejar las armas con el fin de poder montar al rucio y dejar de caminar. Cuando proseguimos nuestro camino nos encontramos con el lacayo del duque, se alegro tanto de ver a don Quijote, incluso nos invitó a comer lo que en sus alforjas llevaba, Sancho aceptó mientras que don Quijote no , el prosiguió y esperó a Sancho bajo la sombra de un árbol donde poco después Sancho llegó. Continuamos el camino, y mientras tanto don Quijote recordó el sitio de un antigua experiencia, así que decidió que mientras se pasara el año de su penitencia, se podrían de dedicar al pastoreo, que él compraría unas ovejas, y el se llamaría Quijotiz y Sancho Pancino y así le fueron poniendo nombres a cada uno de los del pueblo que se acordaron. En eso volvió de nuevo la discución del constante uso de refranes de Sancho don Quijote lo volvió a corregir con la paciencia de siempre pero al parecer Sancho nunca entenderá el uso adecuado de los refranes.
Capítulos del 62 al 64
Pues ya una vez acomodados en la casa del bueno don Antonio la conocimos mejor, y habiéndonos presentado a varios de sus amistades, una noche compartimos en una cena las experiencias de Sancho como gobernador de una ínsula la cena fue muy placentera al compartir nuestras propias anécdotas. Cuando busqué a mi señor me di cuenta que se iba a otro aposento con don Antonio, por lo que decidí seguirles, entramos a un salón done había una especie de yelmo de bronce, y según dijo don Antonio era espectacular lo que hacía, al parecer era un yelmo sabio y podría responder cosas futuras o acerca de personas que a la lejanía estuvieran. Esto me parecía increíble y al parecer lo pondríamos a prueba al día siguiente. En la mañana don Quijote fue a visitar el centro de la ciudad y se admiró que todos le conocían, pero era por que su caballo llevaba escrito el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Una de esas personas envidiosas del camino, le dijo que estaba loco, que loco era por los libros de las caballerías. Se fueron y esa noche pusieron a prueba el yelmo de bronce que al parecer había sido hecho por un encantador hace mucho tiempo atrás. Todo fue como había dicho don Antonio atónito quedé al haber visto como el yelmo respondía certeramente a lo que Sancho y don Quijote preguntaron el yelmo respondió. No me expliqué de donde venía la voz si la boca no se movía, pero todo parecía tan real que la posibilidad de que fuera una broma era casi imposible. A la mañana siguiente al hacer el paseo matutino pasamos por una imprenta donde se estaba traduciendo un libro al castellano pero desde mi punto de vista el traductor no se veía tan competen. Estaba por traducir la segunda parte del ingenioso hidalgo don Quijote de la mancha, lo único que esperamos es que estas aventuras se cuenten tal y como fueron realmente sin mas ni menos detalle de ellas, por que lo que hace a una buena historia es la cercanía pura y verdadera de lo hechos. Zarparon al día siguiente a una pequeña excursión en las galeras de alta mar. Fueron Sancho , Don Quijote y Antonio, y por supuesto no me iría a perder una a aventura en alta mar. Salimos y la aventura de este día fue algo confusa para no confundiros mucho, lo sucedido fue que nos encontramos con otros dos barcos en el cual se realizaría un acto cruel contra dos turcos, al ver aquel acto, fuimos al barco. Luego todo se tornó muy confuso no se por que no recuerdo bien lo que pasó. Luego apareció una joven, la cual iba a ser injustamente afectada, y contó su historia como venía huyendo de su país natal por un orden de su padre, y esta había de volver al lugar para sacar un tesoro de su familia , pero cuando fue a su casa este ya no estaba por lo que debía de hacer todo el viaje de regreso, en eso uno de los que iba en el barco resulto ser el señor Ricote el antiguo vecino de Sancho el que justamente iba de regreso a su casa a buscar un antiguo tesoro, seguramente llegó antes que su hija y fue por este motivo que ella no encontró nada cuando ella fue a buscarlo. Se regresaron juntos padre e hija después de tanto tiempo. Y esta fue nuestra aventura en alta mar. La esposa de don Antonio al parecer disfrutaba enormemente de la compañía de la hija de Ricote y su aventura le parecía aún más encantadora. Como poco más tarde de medio día salió mi señor don Quijote a caminar por aquella playa hermosa, y un momento a solas con él era incomparable, su presencia valía todo. Caminando nos encontrábamos mientras salpicaba levemente su cara con el agua salada del mar, cuando a la lejanía vimos como se acercaba un caballero en un caballo de contextura robusta y con una luna blanca bordada en su pecho. Se acecó a don Quijote y al preguntarle su nombre y confrimar que era mi señor. Un poco confundidos los dos nos dispusimos a escuchar la propuesta del caballero de la luna blanca, en resumidas cuentas le dijo a mi señor don Quijote que lo retaba, a una batalla para demostrar que su doncella era aún más hermosa que Dulcinea del Toboso, si el caballero de la luna ganaba mi señor debería de admitir que su doncella era más hermosa, y que Dulcinea del Toboso (cosa que don Quijote no iba a admitir) además debería dejar el oficio de la caballería por un año o hasta que el lo indicase, si don Quijote ganaba podría hacer con la cabeza de este caballero lo que él quisiese. Don Quijtoe aceptó y llegó el gobernador del pueblo don Antonio y Sancho justo en el momento, Varias personas se acercaron todo estaba pasando tan rápido, yo confiaba en mi señor pero me preguntaba estaría listo para todo esto. Se alejaron uno del otro y paralizado a un lado de la playa vi como corrían con todas sus fuerzas, ambos caballos, todo iba tan rápido, en eso vi como el caballero de la luna blanca arremetió contra mis señor don Quijote sin siquiera haber sacado su lanza, y dio con el en el suelo junto con Rocinante, saco su lanza y lo rindió diciendole que confesase que su amada era más hermosa que Dulcinea. A lo que don Quijote respondió, que era Dulcinea el ejemplar de belleza pura que habitaba en el mundo y nadie superaría su belleza, por lo que si lo desea caballero de la luna blanca puede quitarme la vida. En ese momento me volví hielo como pudo haber ofrecido algo así, terminar con todo tan aprisa. Pero el Caballero de La Luna Blanca dijo que se conformaría que dejase su oficio durante un año. Un año si aventuras!!! Eso era casi que imposible, en eso oí un suspiro de Sancho que decía esto debe ser obra de algún encantamento, esto no está pasando. Todo se volvía cada vez más absurdo, Sancho creyendo en encantamentos, y Don Quijote resignándose a la aventura por un año o más. El gobernador mandó a que averiguasen quien era este caballero, mientras que otros ayudábamos a levantar a don Quijote.
martes, 1 de noviembre de 2011
capítulos del 58 al 61

Salimos del Castillo, tan agradecidos por todos los cuidos que se nos había dado durate nuestra prolongada estadía en el Castillo. Aun que para mi todas las atenciones las pagamos con el entretenimiento que al parecer le causamos a los duques. Ibamos ya avanzados en el camino cuando a la orilla de él vimos como a doce hombres sentado en los secos pastos que mientras andabamos me dedicaba a mover lentamente. Junto a ellos habían unos mantos blancos, y para no perder la costumbre don Quijote se interesó en ellos y pasó a preguntar de que se trataba aquellos mantos. Los obreros muy amablemente le mostraron lo que había debajo de cada una de ellas, era pinturas, pero no cualquier pintura ,eran nada más y nada menos que pinturas de caballeros cristianos; y por supuesto don quijote se sabía cada una de sus historias y sus hechos importantes. Habiéndonos despedido de los obreros Sancho aún se encontraba maravillado de la capacidad de memoria de don Quijote; era como si estuviese vivo desde muchas épocas pasadas, mientras íbamos hablando nos adentramos a una densa selva verde, en la cual al parecer crecía una red cristalina. Vimos como de lo lejos se nos acercaban dos pastorcitas, hermosas jóvenes, con largos cabellos rubios como el oro, de cara fina y delicada como la seda y de hermosos ojos azules como el arroyo que corría junto a nosotros. Al parececer inmediatamente nos reconocieron a Sancho el fiel escudero y a don Quijote , el viento claro un servidor muy importante. Nos llevaron al centro de la aldea donde al parecer les iba a dar mucho gusto de tenernos. Así lo hicimos y nos recibieron como de costumbre, con una cena espectacular. Todo iba muy bien, como de costumbre, por lo que decidí dar una vuelta por los alrededores de la aldea. Para mi sorpresa cuando volví oí la palabra “ loco” y en ese instante se estaba desarrollando una pequeña confrontación. Sople fuertemente hasta derrumbar algunos de los que se avecinaban contra mi señor mas otros, los lograron botar, cayeron de rocinante y el rucio don Quijote y sancho respectivamente pero en un instante se lograron subir y huyeron, fue entonces cuando soplé una última vez y los seguí para salir de esa aldea la cual solo problemas nos ocasionó. Partimos de inmediato de aquel lugar y enseguida estábamos enrumbándonos a nuestro camino. Fue entonces cuando nos encontramos un hermoso arroyo donde decidimos pasar a comer por que era menester hacerlo pronto ya que moríamos de hambre. Sacó Sancho de sus alforjas algunos bocadillos y comimos, unos mas que otros; y después Sancho le aconsejó a Don Quijote que durmiésemos, un rato ya que de esta manera sería de mayor provecho nuestro almuerzo. Así lo hicimos y al parecer fue de gran provecho ya que nos despertamos mas tarde de lo esperado. Nos apresuramos y enseguida montamos al rucio y a rocinante. En seguida nos acercamos a una venta y para mi sorpresa esta venta fue la primer venta que mi señor no dijo que era un castillo, es decir al parecer no estaba bajo ningún tipo de encantamento. Había campo en la venta, y variedad en la cena, el problema fue que primero el ventero ofreció toda clase de carne para la cena pero cuando se le pedía por una en especial, curiosamente ya no había. Así que terminamos comiendo las sobras de la venta. Mientras la preparaban, estaba don Quijote en el aposento, cuando oyó unas voces que venían del aposento vecino y estas conversaban y decían “leamos un capítulo más del Quijote de la Mancha mientras la cena está” a lo que otro respondió “ por que leerlo si ya no se interesa en Dulcinea del Toboso. A lo que don quijote extremadamente fúrico respondió. Que el siempre estaría enamorado de Dulcinea y nunca eso iba a cambiar. Los señores se quedaron sorprendidos por la respuesta cuando preguntaron que quien respondió eso y Sancho les dijo que había sido el único y maravilloso don Quijote quedaron pasmados. Salieron a reunirse con el atónitos de ver al señor don Quijote en persona, al parecer había un escritor que contaba nuestras aventuras nuestras historias, pero las contaba mal como es posible omitir detalles de esta historia pierde todo su sentido. En fin don quijote corrigió a los señores, y los instó a leer la verdadera historia. Comimos la tan esperada cena, y le pagamos al ventero para estar listos para salir.Salimos de aquella venta y ya casi era como la media tarde, cuando decidimos detenernos a descansar. Le solicitó Don Quijote a Sancho que se diese los mil azotes que decía darse para desencantar a Dulcinea, más Sancho no lo permitió y dijo que el los recibiría de buena gana cuando el quisiese, lo cual a mi parecer sería nunca, por quién quisiese recibir azotes solo por que le plazca. Se alejó Sancho a unos árboles y sintió que alguien le tocaba los hombros, llamó don Quijote y al mirar para arriba vieron a algunos bandoleros colgando. Esto quería decir que nos acercábamos a Barcelona. En eso nos rodeamos de unos bandoleros le quitaron las pertenencias a Sancho y a don Quijote lo encontraron desarmado. Apareció el jefe de estos bandoleros que se les llama escuderos, y al darse cuenta que se trataba del sin igual caballero don Quijote de La Mancha, pidió que le fuesen devueltas todas sus cosas. En eso se apareció una joven hermosa, doña Claudia. Esta señora contó como necesitaba desesperadamente que la ayudasen a cruzar a Francia, ya que acababa de matar por celos a su esposo, debido a que creyó que el se casaría con otra Señora y no con ella y al parecer esto no era cierto pero doña Claudia lo desconocía; por lo que le disparó y al irlo a confrontar y conocer la verdad le pesó el corazón y poco después el joven murió. Por lo que ella necesitaba ayuda para cruzar a Francia. Mandó Roque, el líder de aquel bando, que ayudasen a Doña Claudia a cruzar, y después de esto vio don Quijote como realizaban un pequeño asalto a una señora que por ahí pasaba con su carruaje, Roque al parecer se hacía respetar por su grupo. Después de esto hizo que una carta fuese escrita para un amigo suyo y que en ella le contasen el placer de haber conocido a don Quijote y a su fiel escudero Sancho Panza. Pasamos tres días con don Roque al cual don Quijote vivía admirado de su forma de vida. Íbamos ya entrando a Barcelona puesto que a la playa fuimos a dar, lugar que nunca antes los tres, amo y escuderos habíamos visto juntos. Me tomé la libertad de correr por la playa, cosa que en muchos, muchos días atrás no había hecho que bien se siente el agua del mar, al parecer mi señor disfrutaba de esa brisa salada con un leve susurro al oído por lo que no dude en complacerle. Pasamos esta zona y entramos cerca de donde recibirían a don Quijote, había en el lugar gran cantidad de personas y se oía a lo lejos unos que decían “¡Bienvenido señor don Quijote único de los cuentos de Cide Hamete !” Complacidos de llegar ahí estábamos por el tumulto de gente a Sancho y a Don Quijote del Rucio y Rocinante botaron. Luego entramos a una gran casa, bella, que sería ahí donde nos hospedaríamos .
martes, 18 de octubre de 2011
Capítulos del 55 al 57
Después de haber sancho hablado con su conocido se dispuso a pasar la noche en las faldas de este hermoso lugar, pero muy de mañana se despertó alistó al rucio y su camino continuó, pero iba el pobre Sancho tan deprisa que calló en una antigua gruta o algo parecido el pobre rucio y yo también caímos con el , desesperados y casi sin esperanza de no poder salir de ese hoyo donde nos encontrábamos. Pasamos es día ahí y Sancho pensaba pesimistamente que este sería nuestro fin. Pasamos la noche en este lugar intentando no moverme mucho para que la noche no fuera fría. A la mañana siguiente Sancho encontró un hueco por donde cabríamos el Rucio y yo. En eso nos entretuvimos gran parte de la mañana , al llegar a un punto escuchamos una melodiosa voz que cualquiera reconocería , Don Quijote. A lo largo el oiamos y después de un intercambio de preguntas y respuestas durante un buen rato, fue a llamar por ayuda y después del esfuerzo de muchos hombres nos sacaron a Sancho a rucio y a mí. Fuimos al palacio y nos reunimos con los duques, Sancho don Quijote y yo. Sancho les dio cuentas de su gobierno de 10 días y admitió que no resultó muy bien su labor como gobernador por lo que el duque decidió darle en un futuro un trabajo más simple. Llegó el día de la batalla entre don Quijote y el caballero que iría a desposar a la hija de Dueña Rodriguez. Cabe rescatar que al parecer el duque y la duques disfrutaron de los pocos días de gobierno de Sancho. Se sentía una gran ansiedad en el aire, y por supuesto emoción. Llegó el día de la batalla todo parecía tan real, el oponente en su caballo don quijote preparado sobre el cansado rocinante yo soplando a favor de mi señor la dueña Rodriguez, su hija y los duques mirando el encuentro. Salió don quijote a envestirlo con fuerza cuando vio que el no reaccionó se detuvo; luego vio una conmoción, al parecer el caballero montado no era el que iba a desposar a la hija era un lacayo del rey, todo era una confusión. don Quijote concluyó que era víctima nuevamente de los encantamientos, encantadores y demás. todos se rieron mas Sancho y yo sabíamos que era la única explicación lógica del por que su cambio de apariencia. al final se contentó la señorita y se tendría vigilado el lacayo. Llegó el día en que al fin decidió don Quijote irse de ese palacio de los duques los cuales solo hacían burlas de él. Preparamos todo Sancho arregló al rucio y a rocinante, y estando a punto de partir Altizidora, sirvienta de los duques dijo que al parecer mi señor don Quijote se llevaba algo, unas ligas al parecer, más mi ilustre caballero jamás cosa semejante haría. El duque investiga a Altizidora y se da cuenta que es un engaño, pide perdón a don Quijote y desea que la suerte sople a su favor en el camino venidero. y así salimos del palacio enrrumbandonos a zaragosa.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Capítulos del 52 al 54
Volví un día al palacio de los duques a visitar a don Quijote, y cuando llegué al lugar había una evento que no entendí y nunca lo haré. Se trataba algo de doña Rodriguez y su hija, era una confusión inimaginable de una promesas de un casamiento y que al parecer no se había llevado a cabo, lo curioso del caso es que trataban a la dueña y a su hija como unas invitadas externas y no como tal. Al final de cuentas acordó el duque realizar un evento de competencias de caballeros con el fin de llegar a una resolución con el confuso hecho. Después de haber establecido esto llegó el paje con las cartas de Tersa Panza para la duquesa y su marido el gobernador. En la carta a la duquesa se mostraba Teresa muy agradecida por todos los presentes que había recibido, y a la vez le comentaba u deseo por asistir a la ínsula, se disculpaba por no haberle podido mandar las bellotas solicitadas ya que no había ninguna de ellas. Luego leyeron la carta a Sancho Panza con la cual se divirtieron mucho, y en la misma Teresa felicitaba a su marido y le solicitaba dinero con el fin de visitarle y probarle a todos que era cierto. Al final la duquesa le pide al paje que le comente todo lo ocurrido en el pueblo de Teresa Panza. Me fui ese mismo día de regreso a donde Sancho y no fue sino en su aposento donde lo encontré, Sancho acurrucandose en su cama estaba, más el ruido de afuera fue lo que a Sancho atormentaba.Se asomó Sancho por la ventana y vio una multitud afuera de su ventana con hachas,espadas y antorchas. Le gritaban "A las armas", "que invaden la ínsula y hay que atacar."Salió Sancho medio dormido y decidieron armarlo le pusieron una armadura en la espalda y el pecho que ni se podia mover apenas se sostenía con una lanza. En eso se vino una multitud corriendo tras nosotros y nos botó al suelo, fue en eso que gritaron " ¡victoria! se han ido." Cuando me levanté rápidamente las personas veían a Sancho en el piso y se reían, ya era de mañana , y pararon a Sancho como pudieron y el una vez que se deshizo de su armadura salió corriendo donde estaba el rucio y lo alistó y dijo que inmediatamente salía a retomar su viejo oficio y dijo que cada quien nace para lo que debe ser el como escudero, yo como poeta; y así lo hizo Sancho dejó sus oficios de gobernador y fue donde el duque y la duquesa.Partí con Sancho mi amigo, por que yo no quería que nada malo le pasase, ibamos por ahí cuando aparecieron tres hombres, de esos que parecen cantar a cambio de limosna, ellos le pedían dinero a Sancho, pero les dio el queso y pan que llevaba. Pero ellos insistían en que les diera dinero, Sancho una vez más les dijo que no tenía cuando se dio la vuelta y avanzo con rucio, uno de ellos se le lanzó a Sancho y lo abrazó. Me quedé asombrado, pero resultó que al poco tiempo Sancho reconoció al hombre, era Ricoto su vecino. Le contó este su historia, al parecer era extranjero, y lo habían desterrado de España, y ahora estaba volviendo a retirar un tesoro que tenía guardado , y le prometió a Sancho que si lo acompañaba, le daba parte de la riqueza, que él bien sabía que la necesitaba. A lo que Sancho le aclaró contándole su historia como gobernador, y de su retiro, ya que no era bueno para ser gobernador y prefería ser feliz y servirle a don Quijote. Así que los buenos vecinos se despidieron, después de haber conversado y comido, partieron cada cual para su destino.
domingo, 11 de septiembre de 2011
Capítulos del 49 al 51
Habiendo Sancho finalizado la discusión con su médico días después se le fue permitido comer cuanto quisiere y aun así Sancho pidió que su comida fuese tan simple como pudieren ya que su estomago estaba acostumbrado a comida sin mucho lujo. Salió Sancho un día a realizar su ronda de Justicia se encontró con unos señores los cuales se encontraban molestos por que uno le debía unos ducados al otro, por un juego realizado en una casa de apuestas. Por lo que Sancho arregló la situación de una mejor manera, que a todos dejó asombrados. Y decidió cerrar la casa de apuestas para evitar problemas futuros, se presentaron diversas situaciones, pero una que más recuerdo fue la de una hermosa joven que iba vestida de hombre y al Sancho preguntarle la razón de este hecho, ella comentó que había decidido esto ella y su hermano con el fin de salir de su casa y conocer el mundo el pueblo y sus alrededores. Sancho decidió llevar a los jóvenes a su casa y el maestresala enamorado de la doncella pensaba pedirle la mano a su padre, mientras que Sancho pensó en el joven, para casarlo con su hija. Y de esta forma concluyó la visita de Sancho ese día. Se decidió Sancho mandar un día a un paje a donde su Señora Teresa, para que el paje le contara las nuevas y yo decidí ir con él. Llegó el paje a la aldea, y les preguntó a unas jovencitas por Teresa Panza, una dijo ser su hija, y claro que la reconocí era Sanchica y ella nos guió hacia la casa de su madre. Teresa nos recibió feliz, y ansiosa de recibir noticias de Sancho. Controlé el Paje que Sancho era dueño y gobernador de una ínsula Sanchica y Teresa no le creían, y les leyó el paje una carta de Sancho y de la duquesa, que fue muy noble y sencilla con Teresa, la cual decidió mandarle las mejores bellotas en forma de agradecimiento. Además la Duquesa les mandó unos corales de oro bellos, y Sancho mandó un vestido de finísimas telas para Sanchica. Teresa muy contenta y orgullosa de Sancho fue a contarles al cura y al Bachiller, los cuales no le creían a Teresa puesto que fueron a su casa a ver si el paje estaba allí, y al verlo se quedaron con la boca abierta. Aún así no quedaron muy convencidos de que esto fuese verdad, por lo que propusieron que uno de ellos fuese a visitar a Sancho, Pero el paje no estuvo muy de acuerdo. Sanchica estaba ansiosa por ir a ver a su padre pero el paje le dijo que esta no era forma de ir a visitar a su padre, que las hijas de los gobernadores iban en bellas carrozas. Alimentaron gentilmente Teresa Y Sanchica al paje , muy agradecidas por haberles traído buenas nuevas de su esposo y padre. De regreso en la ínsula de Sancho, un día su desayuno fue mínimo que hasta yo creí que el pobre Sancho iba a morir de hambre. Fue a realizar los juicios que hacía normalmente , y este era uno muy confuso sobre el derecho o no de pasar sobre un puente; pero recordó un sabio consejo de mi señor don Quijote y resolvió esto de la mejor manera. Ese mismo día le llegó una carta de mi señor don Quijote en donde en la misma le contaba de todos los acontecimientos recientes en el palacio de los duques y aprovechó esta oportunidad para reforzar las sugerencias de comportamiento. Sancho pidió que le respondiesen esa carta y no fue solo para agradecerle por su apoyo, sino para manifestarle el descontento con la hambruna que el médico lo hacía pasar, pero en fin Sancho le compartió muchas de sus nuevas experiencias como gobernante y en la mirada de Sancho podía ver cuanto lo extrañaba.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Capítulos del 46 al 48
Volviéndome ese mismo día a donde mi señor, en la noche pude ver como sus no lograban perseguir el sueño, y no dormía don Quijote. Por lo que supiese era que pensara en su señora Dulcinea, o quizá en el canto de la joven Altizidora. En la mañana siguiente muy de mañana se levantó don Quijote y se encontró con los duques y la señorita Altizidora, y una moza también en la habitación; cuando él entró Altizidora se desmayó cayendo en los brazos de la moza, don Quijote hizo solicitud de un laúd, ¿para que querría mi señor un instrumento de cuerdas? En fin así lo hizo y vi la cara de malicia en los duques, pero pasaron las tempranas horas de la tarde y de la noche y nada anormal había sucedido estando en nuestro aposento estaba el laúd y ya casi quedándome dormido oí una canción de romance que recitaba don Quijote a la hermosa Dulcinea, y esa suave melodía me hizo caer en un sueño profundo. De repente un sueño me consumió y en él podía oír un escándalo que hacía todo muy real, luego en el sueño unos gatos aparecieron y en medio de una riña estaban pues oía sus quejidos y maullidos cada vez más fuertes, fue entonces un grito de dolor el que me sacó del confuso sueño y este grito provenía de don Quijote. Al abrir los ojos me asombré que no todo era un sueño en realidad había gatos en la habitación y con toda razón don Quijote gritaba pues claro tenía un gato colgando de su cara, don Quijote decía que eran encantadores, hechiceros pero fue en ese momento cuando comprendí que esta era la broma, la burla de los duques hacia él. En eso entraron los duques y apartándole el gato de la cara a Don Quijote llamaron a Altizidora, para que le curara la carra arañada de mi señor. El cual tuvo que guardar cama por cinco largos días mientras tanto me dedicaba a vigilar los actos que llevaba a cabo Sancho Panza en su anhelada ínsula…Pues en mi vista a Sancho llegué un día y lo encontré en su nueva casa sentado en la cabecera de una elegante mesa, llena de cuantos platos deliciosos se pudiera uno imaginar, se encontraban varias personas en aquel salón y uno muy cerca de Sancho. Poco a poco le presentaron los platos uno por uno a Sancho, pero cuando Sancho extendía la mano para tomar algo de aquel plato suculento, el joven que estaba a su lado, el cual era médico de profesión, sonaba un bastón e inmediatamente quitaban el plato. Sucedió lo mismo unas dos o tres veces, y fue entonces cuando Sancho le preguntó al bastonero que cual era la razón por la cual le eran arrebatados los platos de sus manos. La explicación del médico fue de carácter exagerada, pero verdadera. Lo que el médico hacía era analizar cada comida que iría a comer Sancho si no era adecuada para él, debían de retirarla. Si Sancho quería algo de la mesa, no lo podía comer por que el médico decía que por un motivo u otro no podía. Fue entonces cuando Sancho se molestó con el médico y le ordenó que le dejase comer algo de lo presente en aquella mesa, que sino él le mataría pero sería de hambre; le solicitó que saliese del salón cuando en eso llegó una carta del duque. Sancho ordenó que desalojaran la sala para que le pudiesen leer la carta a solas. La carta de parte del duque le informaba que algunos enemigos en común tenían planeado realizar ataques contra sus tierras también mencionó que existía la posibilidad de que personas ajenas a él le quisieren matar. Pues por lo que de ahora en adelante Sancho estaría muy atento. Se le presento en eso un labrador, el cual exigió hablar con Sancho, él pidió que lo pasaren y así lo hicieron, el labrador le contó parte de su vida, y que deseaba casar a su hijo bachiller, con una joven muy hermosa, por lo que le pedía a Sancho que le redactase un carta solicitando la mano de la joven y un regalo de seiscientos ducados. A esta petición Sancho se molestó y echó al labrador y demando Sancho algo de comer. Mientras Sancho resolvía sus quehaceres fui a ver como seguí mi arañado señor. Fue una noche cuando sucedió algo inusual, una dueña de los duques se acercó a la habitación de don Quijote diciendo que ocupaba comentarle algo urgente y ver si este amable caballero la podría ayudar; pero de tal forma fue el susto que tuvo al ver a mi señor, que su vela se cayó y tuvo que devolverse a encenderla bien. Mientras tanto mi señor pensaba si esta dueña no sería un encantamento de los encantadores enemigos suyos. Volvió la dueña con la vela encendida, y le contó a don Quijote la historia de su hermosa hija la cual había casado con un buen labrador, pero que este no había cumplido la promesa de casarse con ella, fue entonces cuando pensé que quizá la historia se relacionara con el labrador de Sancho. Por lo que la señor dueña quería que don Quijote tomara presencia en el asunto. En eso la dueña le contó a don Quijote acerca de la salud de la duquesa, cuando en ese momento alguien interrumpió en la habitación, la vela de la dueña se apagó y le chilillaron tanto a ella como a mi señor si saber por que motivo había sucedido semejante barbaridad.
domingo, 4 de septiembre de 2011
Capítulos del 43 al 45
Siguió mi señor con la Buena intención de darle a Sancho los mejores consejos para su beneficio. Pero estos consejos era sobre el cuido personal, mantener las uñas cortas, vestirse bien, cabalgar de la manera apropiada, no erutar, hablar adecuadamente, fue en este punto cuando nuevamente llegó la Discordia sobre los refranes de Sancho, el uso excesivo que hacía de ellos. Don Quijote le hablaba de todo esto y fue al finalizar que Sancho le dijo que realmente no se acordaba de ninguno de los consejos mencionados anteriormente, y que en este caso sería mejor que se los escribiese, y alguno de sus acompañantes del gobierno se lo leería ya que él no sabía leer; lo que preocupó seriamente a don Quijote, en unas idas y venidas de refranes y pleitos llegaron don Quijote y Sancho a la conclusión de que ya era hora de bajar a comer , seguramente ya esperaban por ellos. Comimos esa noche una cena de gran gusto, descansando como nunca en nuestro aposento justo. Al día siguiente Sancho, don Quijote y yo quedamos sorprendidos del parecido entre un moso del duque que tenía gran parecido con la Trifaldi, pero en fin, en la partida de Sancho lo acompañamos todo el camino hasta su nueva ínsula. Pero una vez de regreso en el palacio mi señor don Quijote sentía la soledad la ausencia de su fiel escudero. La duquesa preocupada por lo decaído que estaba mi señor, le ofreció mil favores a los que mi señor dijo siempre no, sin ánimo de bajar a cenar en el aposento se encerró mi señor don Quijote, y fue pronto que el calor lo atormentó por lo que abrió la ventana y escucho voces que venían de abajo del balcón, y fue cunado don Quijote escuchó a una joven de nombre Altizidora cantar con una dulce voz y en compañía de un arpa sobre el amor por el ilustre caballero que entregó su corazón a la afortunada Dulcinea del Toboso, después de finalizado el canto don Quijote reflexionó, y antes de que cerrar la ventan por una hendija me escapé y a Sancho a esas alturas de la noche visité. A la mañana que llegué al tierra de Sancho parecía que venían saliendo de la iglesia, y al juzgado se dirigieron en el cual al parecer Sancho hacía muy bien su trabajo ya que había resuelto tres juicios rápidamente, el de un labrador y un sastre, el de dos ancianos y una pareja. A mi parecer todas las decisiones de Sancho fueron bien acertadas, y espero que en un futuro siga siendo un buen gobernador.
lunes, 13 de junio de 2011
Imaginación, la que abre la puerta a la Ilusión
Cuenta un poeta
Que recorre los rincones
De esta hermosa Tierra
Una de las historias
Que una vez vivió
Y esta su vida cambió
La enseñanza de
Que lo irreal
Puede ser lo real
Aprendió a Esperar
Lo que jamás
Hubiera esperado
Aprendió a soñar
Lo que nadie nunca
Imaginó soñar
Comprendió que la
Felicidad se encuentra
En la creatividad
La ilusión de crear
Lo que jamás
Se pudo haber creado
Este poeta viajero
Soy yo, el Viento
Dispuesto a imaginar la ilusión
Que recorre los rincones
De esta hermosa Tierra
Una de las historias
Que una vez vivió
Y esta su vida cambió
La enseñanza de
Que lo irreal
Puede ser lo real
Aprendió a Esperar
Lo que jamás
Hubiera esperado
Aprendió a soñar
Lo que nadie nunca
Imaginó soñar
Comprendió que la
Felicidad se encuentra
En la creatividad
La ilusión de crear
Lo que jamás
Se pudo haber creado
Este poeta viajero
Soy yo, el Viento
Dispuesto a imaginar la ilusión
Capítulos 40 al 42
Prosiguió entonces la discusión del caballero Salvador de aquellas pobres dueñas que sus caras llenas de barba estaban. Comentaron los métodos para las barbas del rostro desprender, más era notorio que fácil no iba a ser. Sancho prosigue la conversación y llega pronto a una negociación, si desean ser el salvador deberán volar tres mil y un poco de leguas para enfrentar al gigante bravucón. Un caballo para dos valientes señores, los cuales deja claro que son Sancho y Don Quijote. Indeciso Sancho se queda más la dueña de nuevo le ruega, anhela ser liberada del encanto por aquel gigante que la ha apenado tanto. Sancho pide ser reconocido en la historia, y señala que en muchas de ellas ni el escudero mencionan. No es sino por el escudero que el caballero logra su objetivo. Finalmente don Quijote pone fin a la negociación, dejando claro que a este nuevo reto se enfrentará con emoción.
Cayó la noche con gran rapidez mientras con gran entusiasmo esperaba don Quijote el mencionado caballo que los recogería y los llevaría a luchar contra el encantador de las dueñas barbudas. Mientras que yo me encontraba todavía sin razón, no sabría si eso sería posible o si sería parte de la burla de los duques a don Quijote y a Sancho, como lo habían hecho anteriormente, pero yo me preguntaba ¿Por qué dos señores de buenos modales se prestarían para burlar a un noble caballero? Por otro lado en un rincón el Sancho acobardado se encontraba, cada vez se lamentaba más de haberse convencido de ir a luchar. Don Quijote le había pedido a Sancho que se diera los azotes que le hacían falta, más Sancho le indica de que él hará lo de los azotes en cuanto regresen del viaje. Entonces lo llamo La dueña Dolorida y le dijo a don Quijote que el caballo ahí se encontraba don Quijote le indica a Sancho que ya deben de subir, pero el mismo Sancho se atemoriza y le dice a los duques que que ha de pasar con el y su ínsula si no regresa, e insiste que quiere ser gobernador. Los Duques le aseguran a Sancho que él regresará y su ínsula prometida él tendrá. Sancho decide subirse al caballo después de don Quijote y luego para mi sorpresa les vendaron los ojos. De repente vi como salieron grandes mantas, y pequeñas antorchas con fuego. Empezaron a mover al caballo hacia delante y hacia atrás luego por los lados, me di cuenta de que era parte de una broma para Sancho y don Quijote, les intentaban simular que iban flotando en el aire. Pero la verdadera sorpresa fue para mí cuando me dí cuenta de que las grandes mantas empezaron a agitar y me movieron sin razón alguna por todo el jardín choqué con las dueñas, los duques, las antorchas, con Sancho, don Quijote y hasta con todo el caballo de madera. Fue entonces cunado pusieron las antorchas cerca de la caras de Sancho y don Quijote, y hasta yo sentía de que se estaban quemando. Fue entonces cuando empujaron fuertemente el caballo y botaron a don Quijote y a Sancho Panza y casi se les queman las barbas. Se quitaron los pañuelos y se sorprendieron de encontrarse en el mismo jardín, de donde habían partido, y aún más fue el asombro cuando vieron un pergamino con el mensaje de aquel gigante que decía que con el hecho de que don Quijote hiciera el intento de luchar contra él quedaba más que claro que , desde ese momento dejaba libre a las dueñas de sus barbas. Don Quijote atónito y los duques con cara burlesca lo miraban, mientras Sancho buscaba a las dueñas con tal de verlas sin las largas barbas. Fue entonces cuando los duques le preguntaron a Sancho y a Don Quijote si ellos habían visto algo, Sancho dijo que el jugó con los siete cabritos en el espacio, y le recordó sus momentos de pastorcillo de niño. Los duques no sabían como reaccionar, ya que sabían que todo esto era mentira, yo también creí que Sancho mentía con su cuento de juguetear con los siete cabritos, pero mi pensamiento cambió cuando oí que don Quijote le susurró al oído a Sancho que le debía comentar lo ocurrido en la Cueva de Montesinos. Después de haber tenido, los duques, su rato de gozo por los actos de Don Quijote y Sancho Panza se reunió el duque con Sancho Panza, y le anunció que el día de otorgarle su ínsula se acercaba, y Sancho mostraba gran felicidad, aunque en coacciones menospreció el tamaño de la ínsula, que para él era pequeño. Incluso intentó negociar un pedacito de cielo en lugar de la ínsula. El Duque le dijo que eso era algo que no podía tener, ya que le partencia a Dios. Después de conformarse Sancho con la ínsula que le daban le informó el duque que durante las próximas horas le iban tomar las medidas para mandarle a hacer las más finas ropas que usaría el nuevo gobernador de esta ínsula. Muy rápido de la mano don Quijote a Sancho tomó y lo llevo a una habitación, por poco no me da tiempo de entrar, ya que don Quijote cerró la puerta rápidamente y con seguro la puerta cerró. Obligando a Sancho a sentarse junto a él, en la cara de don Quijote se vio reflejada las ansias que tenía de compartir su sabiduría con Sancho, y claramente fue uno de los discursos que más valor tubo para mí. Le aconsejó a Sancho como ser un buen gobernador y una de las cosas más importantes que le habló fue el temor a Dios, el conocerse a si mismo una de las cosas más difíciles, pero sobre todo le hizo énfasis a Sancho en nunca olvidar el linaje, lo que realmente es, estar orgulloso de ser un humilde labrador, y mantener esa humildad siempre, sobre todo ser un hombre virtuoso y misericordioso. Todos estos consejos Don Quijote a Sancho dio, indudable la sabiduría de este noble caballero, Don Qujote de La Mancha.
Cayó la noche con gran rapidez mientras con gran entusiasmo esperaba don Quijote el mencionado caballo que los recogería y los llevaría a luchar contra el encantador de las dueñas barbudas. Mientras que yo me encontraba todavía sin razón, no sabría si eso sería posible o si sería parte de la burla de los duques a don Quijote y a Sancho, como lo habían hecho anteriormente, pero yo me preguntaba ¿Por qué dos señores de buenos modales se prestarían para burlar a un noble caballero? Por otro lado en un rincón el Sancho acobardado se encontraba, cada vez se lamentaba más de haberse convencido de ir a luchar. Don Quijote le había pedido a Sancho que se diera los azotes que le hacían falta, más Sancho le indica de que él hará lo de los azotes en cuanto regresen del viaje. Entonces lo llamo La dueña Dolorida y le dijo a don Quijote que el caballo ahí se encontraba don Quijote le indica a Sancho que ya deben de subir, pero el mismo Sancho se atemoriza y le dice a los duques que que ha de pasar con el y su ínsula si no regresa, e insiste que quiere ser gobernador. Los Duques le aseguran a Sancho que él regresará y su ínsula prometida él tendrá. Sancho decide subirse al caballo después de don Quijote y luego para mi sorpresa les vendaron los ojos. De repente vi como salieron grandes mantas, y pequeñas antorchas con fuego. Empezaron a mover al caballo hacia delante y hacia atrás luego por los lados, me di cuenta de que era parte de una broma para Sancho y don Quijote, les intentaban simular que iban flotando en el aire. Pero la verdadera sorpresa fue para mí cuando me dí cuenta de que las grandes mantas empezaron a agitar y me movieron sin razón alguna por todo el jardín choqué con las dueñas, los duques, las antorchas, con Sancho, don Quijote y hasta con todo el caballo de madera. Fue entonces cunado pusieron las antorchas cerca de la caras de Sancho y don Quijote, y hasta yo sentía de que se estaban quemando. Fue entonces cuando empujaron fuertemente el caballo y botaron a don Quijote y a Sancho Panza y casi se les queman las barbas. Se quitaron los pañuelos y se sorprendieron de encontrarse en el mismo jardín, de donde habían partido, y aún más fue el asombro cuando vieron un pergamino con el mensaje de aquel gigante que decía que con el hecho de que don Quijote hiciera el intento de luchar contra él quedaba más que claro que , desde ese momento dejaba libre a las dueñas de sus barbas. Don Quijote atónito y los duques con cara burlesca lo miraban, mientras Sancho buscaba a las dueñas con tal de verlas sin las largas barbas. Fue entonces cuando los duques le preguntaron a Sancho y a Don Quijote si ellos habían visto algo, Sancho dijo que el jugó con los siete cabritos en el espacio, y le recordó sus momentos de pastorcillo de niño. Los duques no sabían como reaccionar, ya que sabían que todo esto era mentira, yo también creí que Sancho mentía con su cuento de juguetear con los siete cabritos, pero mi pensamiento cambió cuando oí que don Quijote le susurró al oído a Sancho que le debía comentar lo ocurrido en la Cueva de Montesinos. Después de haber tenido, los duques, su rato de gozo por los actos de Don Quijote y Sancho Panza se reunió el duque con Sancho Panza, y le anunció que el día de otorgarle su ínsula se acercaba, y Sancho mostraba gran felicidad, aunque en coacciones menospreció el tamaño de la ínsula, que para él era pequeño. Incluso intentó negociar un pedacito de cielo en lugar de la ínsula. El Duque le dijo que eso era algo que no podía tener, ya que le partencia a Dios. Después de conformarse Sancho con la ínsula que le daban le informó el duque que durante las próximas horas le iban tomar las medidas para mandarle a hacer las más finas ropas que usaría el nuevo gobernador de esta ínsula. Muy rápido de la mano don Quijote a Sancho tomó y lo llevo a una habitación, por poco no me da tiempo de entrar, ya que don Quijote cerró la puerta rápidamente y con seguro la puerta cerró. Obligando a Sancho a sentarse junto a él, en la cara de don Quijote se vio reflejada las ansias que tenía de compartir su sabiduría con Sancho, y claramente fue uno de los discursos que más valor tubo para mí. Le aconsejó a Sancho como ser un buen gobernador y una de las cosas más importantes que le habló fue el temor a Dios, el conocerse a si mismo una de las cosas más difíciles, pero sobre todo le hizo énfasis a Sancho en nunca olvidar el linaje, lo que realmente es, estar orgulloso de ser un humilde labrador, y mantener esa humildad siempre, sobre todo ser un hombre virtuoso y misericordioso. Todos estos consejos Don Quijote a Sancho dio, indudable la sabiduría de este noble caballero, Don Qujote de La Mancha.
domingo, 15 de mayo de 2011
Capítulos 37 al 39
Todos esperábamos con gran ansiedad a la dueña la cual era duquesa, todos al parecer menos Sancho el cual se mostraba un poco enfurecido y resguardaba su "gobierno" prometido a toda costa, él creía que la dueña le iría a debatir algo sobre esto o en última instancia quitarle su tierra que pronto iría gobernar, Don Quijote calmó al sufrido Sancho, más bien lo calificaría como Paranóico. Sancho externó su opinión y al parecer no confiaba en las dueñas por más que fuera duquesa.Se siguió esta conversación por un tiempo mientras yo iba a mirar la entrada de la duquesa. En eso la duquesa se preguntó como deberían de recibirla, mientras se oía el retumbar de los tambores de entrada de la dueña- duquesa, el duque dijo que cuando se acercara valorarían el nivel de cortesía que debían mostrar a la esperada duquesa. Llegó la duquesa Trifaldi acompañada de doce dueñas, cuando la duquesa Trifaldi se enderezó pude apreciar las tres faldas de su vestido por lo que deduje su nombre "Tres faldas" "Tri - Faldi". Cuando se presentó, preguntó después que si en ese lugar se encontraban el valerosísimo don Quijote y Sancho Panza. Cuando hubo dicho esto los que ahí se encontraban incluyendo a los duques se echaron a reír, desde ese momento sospeché que algo andaba mal, quizá se trataba de un pequeña broma, le estaban tomando del pelo a don Quijote y a Sancho.
En eso prosiguió diciendo Trifaldi con voz ronca, una historia de una tal joven llamada Antonomasia que era de gran hermosura y contó una gran parte de la historia en la cual no logré mi total concentración debido a las abundantes mofas de la situación la cual yo creo que era toda una farsa. Trifaldi terminó diciendo que esta joven Antonomasia heredera del reino de Candaya se iría a casar con un joven de nombre Clavijo, y así fue hecho; incluso recuerdo que mencionó algo de la ideología de Platón con respecto a los poetas. En eso Sancho la interrumpió, dijo uno de sus comentarios salidos de lugar y le pidió que continuara. Trifaldi continuó y dijo que pocos días después la reina Maguncia muere, por el hecho de que su hija se había casado con el tal Clavijo. El día del entierro de la reina comenta Trifaldi, que un gignate llamado Malambruno, primo de la reina, enojado por la muerte de Maguncia, se enoja y encanta a Antonomasía conviritendola en una estatuilla y Clavijo en una estatuilla en forma de lagarto de un metal desconocido, y estableció en un pedazo de metal que solo podrían ser liberados de aquel encantamento si el caballero de la manchísima se enfrentara con el Gigante Malambruno. En eso dijo que no solo había afectado a la princesa Antonomasia, sino a todas las doncellas del palacio y a Trifaldi también por su trabajo como mediadora, las encantó y hizo que les creciese barbas en sus rostros castañas, negras y rubias. Dejandonos a todos los presentes sorprendidos y a mí convencido de que esto no era una farsa, era la misma verdad por que tal hecho de las barbas era imposible de falsificar.
En eso prosiguió diciendo Trifaldi con voz ronca, una historia de una tal joven llamada Antonomasia que era de gran hermosura y contó una gran parte de la historia en la cual no logré mi total concentración debido a las abundantes mofas de la situación la cual yo creo que era toda una farsa. Trifaldi terminó diciendo que esta joven Antonomasia heredera del reino de Candaya se iría a casar con un joven de nombre Clavijo, y así fue hecho; incluso recuerdo que mencionó algo de la ideología de Platón con respecto a los poetas. En eso Sancho la interrumpió, dijo uno de sus comentarios salidos de lugar y le pidió que continuara. Trifaldi continuó y dijo que pocos días después la reina Maguncia muere, por el hecho de que su hija se había casado con el tal Clavijo. El día del entierro de la reina comenta Trifaldi, que un gignate llamado Malambruno, primo de la reina, enojado por la muerte de Maguncia, se enoja y encanta a Antonomasía conviritendola en una estatuilla y Clavijo en una estatuilla en forma de lagarto de un metal desconocido, y estableció en un pedazo de metal que solo podrían ser liberados de aquel encantamento si el caballero de la manchísima se enfrentara con el Gigante Malambruno. En eso dijo que no solo había afectado a la princesa Antonomasia, sino a todas las doncellas del palacio y a Trifaldi también por su trabajo como mediadora, las encantó y hizo que les creciese barbas en sus rostros castañas, negras y rubias. Dejandonos a todos los presentes sorprendidos y a mí convencido de que esto no era una farsa, era la misma verdad por que tal hecho de las barbas era imposible de falsificar.
domingo, 1 de mayo de 2011
Capítulo 34 - 36
Al día siguiente los duques intentaron honrar a Don Quijote y a Sancho obsequiándoles unas ropas de finísima costura. Don Quijote no las quiso aceptar, pues aseguro que se dañarían en cuanto volviera a sus oficios de caballero, en cambio el abuso de Sancho fue notorio ya que aceptó las ropas sin dudarlo, y estoy seguro de que apenas pudiera las intentaría vender. Los duques gozaban de la presencia de Sancho y Don Quijote, y en su honor ese día se había planeado una visita al bosque. Cuando llegamos ahí me di cuenta en el hermoso lugar en el que estábamos, y realicé donde estábamos, era un campo donde abundaban los jabalíes se bajaron don Quijote y los duques de sus caballos y los que les acompañaban, en ese momento corrió hacia nosotros un jabalí y estuvieron todos dispuestos a matarle todos excepto Sancho que salió corriendo y al intentar subirse a un árbol rasgó su vestidura nueva. Mientras la tarde pasaba Sancho les explicaba a los duques por que no estaba de acuerdo con la práctica de la caza y que en especial no le gustaba de ella. Usando sus refranes , como siempre, mientras hablaba don Quijote lo regañó y le indicó que dejara de hablar con tantos refranes. Al caer la noche un ruido a lo lejos se empezó a escuchar no era un solo ruido sino eran muchos sonidos inexplicables que se iban acercando cada vez más, además del sonido inexplicable se veían luces, se oían carretas y de la nada se nos apreció un joven que tocaba con un cuerno y decía ser como un demonio o algo parecido y decía tener una forma de desencantar a Dulcinea. Y luego se aparecieron otras dos carrozas con una persona cada una cunado se bajaron de las carrozas dijeron ser un encantador cada uno de ellos, por un momento dude si esto sería parte de toda una realidad que imaginaba yo, entonces no sería realidad por que estaba en mi pensamiento o talvez solo talvez sea un encantamiento… ¡pero que estoy diciendo! ¿Acaso me esto volviendo loco?
Cuando volví al presente y deje de viajar en lapsus vacío de la razón ví como Sancho asustado conversaba con la duquesa y decían que donde había música con armonía y luces por doquier no era sinónimo de algo malo , al contrario cosas buenas podían venir. En una carroza más grande de colores claros y con muchas luces venía una doncella vestida de blanco, joven y de hermosa cara. En este carruaje venía también un hombre de vestidura negra dijo ser la muerte, que era según a lo que le entendí era el mago merlín. Cuando dijo muerte fue un Poco contradictorio ya que si esta muerto como puede estar vivo y presentarse, pero en fin dijo que él tenía la forma de desencantar a la fermosa Dulcinea del Toboso , que al parecer era le hermosas joven que venía en el carruaje. Dijo que la forma de desencantarla era de que el escudero de don Quijote de nombre Sancho Panza debía darse tres mil azotes y trecientos en sus posaderas. Al oír esto Sancho quedó perplejo y dijo que no mil veces no. Don Quijote valiente como siempre se ofreció a darse el doble de azotes el pero merlín dijo que solo serían tomados en cuanta los que fueran recibidos por Sancho, después de que Dulcinea, el duque y la duquesa le rogaran a Sancho accedió a hacerlo pero en el tiempo que el quisiese. Y así fue establecido don Quijote besó mil veces la frente de Sancho luego la música volvió a sonar y el carruaje continuó la señora Dulcinea le hizo una reverencia a Sancho. Luego cayó la madrugada y las flores y los pastos esperaban ansiosos el sereno del amanecer… Un día en el castillo de los duques Sancho fue visitado por la duques quien quería saber cuantos azotes llevaba Sancho el le respondió que llevaba cinco y dados con la mano la duquesa le dijo que debían de ser dados con algo más fuerte , lo cual no le hizo mucha gracia a Sancho. Luego le mencionó a la duquesa sobre la carta que hizo a su esposa Teresa Panza y la duquesa muy interesada la leyó en esta carta Sancho relataba todo lo recientemente sucedido. La duquesa insistió y se la quiso llevar al duque para que él también la leyese. En el jardín el duque se encontraba con don quijote cuando llegaron Sancho y la duquesa, cuando el duque terminó de leer la carta entraron por el jardín dos hombres vestidos de negro con dos tambores como de luto y detrás de ellos venía un señor de negro igual y la parecer con barba larga y blanca. Se acercó al duque y dijo que el era Tifatín un consejero de la reina Tifati , quien se encotraba afuera del palacio y solicitaba permiso para entrar y hablar con el señor Don Quijote de La Mancha. El duque le concedió el permiso para entrar, mientras tanto le decía a don Quijote lo famoso que era ya que muchas personas de gran importancia lo venían a buscar desde tan lejos. Don Quijote se enorgulleció y deseaba que aquel cura con el que compartió la cena el otro día viera como eran necesarios los caballeros en el mundo de tal punto que eran buscados desde lejanas tierras.
Cuando volví al presente y deje de viajar en lapsus vacío de la razón ví como Sancho asustado conversaba con la duquesa y decían que donde había música con armonía y luces por doquier no era sinónimo de algo malo , al contrario cosas buenas podían venir. En una carroza más grande de colores claros y con muchas luces venía una doncella vestida de blanco, joven y de hermosa cara. En este carruaje venía también un hombre de vestidura negra dijo ser la muerte, que era según a lo que le entendí era el mago merlín. Cuando dijo muerte fue un Poco contradictorio ya que si esta muerto como puede estar vivo y presentarse, pero en fin dijo que él tenía la forma de desencantar a la fermosa Dulcinea del Toboso , que al parecer era le hermosas joven que venía en el carruaje. Dijo que la forma de desencantarla era de que el escudero de don Quijote de nombre Sancho Panza debía darse tres mil azotes y trecientos en sus posaderas. Al oír esto Sancho quedó perplejo y dijo que no mil veces no. Don Quijote valiente como siempre se ofreció a darse el doble de azotes el pero merlín dijo que solo serían tomados en cuanta los que fueran recibidos por Sancho, después de que Dulcinea, el duque y la duquesa le rogaran a Sancho accedió a hacerlo pero en el tiempo que el quisiese. Y así fue establecido don Quijote besó mil veces la frente de Sancho luego la música volvió a sonar y el carruaje continuó la señora Dulcinea le hizo una reverencia a Sancho. Luego cayó la madrugada y las flores y los pastos esperaban ansiosos el sereno del amanecer… Un día en el castillo de los duques Sancho fue visitado por la duques quien quería saber cuantos azotes llevaba Sancho el le respondió que llevaba cinco y dados con la mano la duquesa le dijo que debían de ser dados con algo más fuerte , lo cual no le hizo mucha gracia a Sancho. Luego le mencionó a la duquesa sobre la carta que hizo a su esposa Teresa Panza y la duquesa muy interesada la leyó en esta carta Sancho relataba todo lo recientemente sucedido. La duquesa insistió y se la quiso llevar al duque para que él también la leyese. En el jardín el duque se encontraba con don quijote cuando llegaron Sancho y la duquesa, cuando el duque terminó de leer la carta entraron por el jardín dos hombres vestidos de negro con dos tambores como de luto y detrás de ellos venía un señor de negro igual y la parecer con barba larga y blanca. Se acercó al duque y dijo que el era Tifatín un consejero de la reina Tifati , quien se encotraba afuera del palacio y solicitaba permiso para entrar y hablar con el señor Don Quijote de La Mancha. El duque le concedió el permiso para entrar, mientras tanto le decía a don Quijote lo famoso que era ya que muchas personas de gran importancia lo venían a buscar desde tan lejos. Don Quijote se enorgulleció y deseaba que aquel cura con el que compartió la cena el otro día viera como eran necesarios los caballeros en el mundo de tal punto que eran buscados desde lejanas tierras.
domingo, 10 de abril de 2011
Capítulo 31 - 33
Entramos pues en aquel majestuoso palacio, bien sé que el duque se adelantó un poco para indicarle a todos los que a él le servían en el palacio como debían tratar a don Quijote , que creía que era un caballero como el de los tiempos pasados. Entendiole bien el personal puesto que el recibimiento de don Quijote y sus fieles escuderos fue de gran calidad, y así fue como les atendieron adentro, nos abrían puertas a salones con gran elegancia, nos servían de vestiduras limpias y de las más finas que yo hubiese visto. Sancho fue a pedirle a una señora de las que en ese palacio atendían que se ella le pudiese hacer el favor de traerle el rucio que a las puertas de aquel castillo se encontraba , la señora no le quiso hacer el favor de muy buena gana y finalmente no se lo quiso hacer por lo que Sancho y dicha señora empezaron un pleito, el cual la duquesa escuchó y a ese enfrentamiento fue a intervenir. Finalmente le ordenó que fuese a traer el Rucio y lo acomodara en los establos y le diere la más fina atención. Un momento más tarde don Quijote le solicitó a Sancho ayuda para vestirse y después de haber hecho esto fueron llamados a sentarse a la mesa, una mesa larga con la cantidad de comida variada que se merecen unos duques de carácter amable y generoso. En la mesa se sentó un señor el cual deduje por su comportamiento y vestimenta que era un sacerdote eclesiástico. Sancho contó una historia de esas suyas que no vienen a lugar a pesar de que don Quijote ya le había mencionado de que se comportara a la altura y dejara de incurrir en comentarios que no venían a lugar. Luego la duquesa le preguntó muy interesadamente que si mi señor tenía novedades de la Señora Dulcinea. A lo que don Quijote y Sancho le respondieron de que estaba echizada y no podía entender o apreciar los ofrecimiento de sus victorias ganadas a poderosos guerreros o a los gigantes. Oyendo esto el cura dedujo que este señor era don Quijote , el “ loco” caballero andante, a lo que le dijo a el sacerdote a don Quijote que dichas criaturas no existían y que nada de lo mencionado podía ser real. A lo que don Quijote le respondió que no era como el decía que había tales criaturas a las cuales nosotros habíamos vencido y que si su palabra no fuese suficiente le preguntara a Sancho Panza, el cual defendió muy bien las palabras de don Quijote. Luego el rey recordó que Sancho se le tenía prometida una ínsula y por lo tanto el duque decidió darle una tierra que el tenía dispuesta para gobernar. Sancho le besó los pies al duque tal como don Quijote le había dicho. Luego entraron unas doncellas y le lavaron las barbad a Don Quijote y el duque solicitó posteriormente que se las lavasen a él también. Sancho solicitó el mismo servicio el cual le fue dado afuera de tan lujoso salón. Unos minutos más tarde don Quijote le contaba a sus señorías como era Dulcinea , para la cual no había palabras con las que se pudiera describir sus exuberante belleza. La duquesa estaba encantada con la presencia de Sancho, el cual estaba indignado por el trato que le habían dado los que las barbas le lavaban. Después de acabar la cena la duquesa le pidió a Sancho que la honrara con su compañía mientras que don Quijote se fue a dormir. Fue entonces Sancho a hablar con la Duquesa y ella inició su plática preguntándole como fue que se le ocurrió engañar a don Quijote de esa forma con Dulcinea. Sancho le dio las explicaciones necesarias a la Duquesa y le comentó que todo era por el bien de don Quijote. Me di cuenta por la expresión en la cara de la duquesa de que conocía que don Quijote estaba loco y que por consecuente Sancho debía estarlo también y que por consiguiente no estaría en sus cabales para gobernar una ínsula, a lo que Sancho la corrigió y le dijo que él si estaba preparado, y que haría lo mejor para llevar bien el gobierno de la ínsula. Mientras Sancho hablaba la señora dueña, con la cual había tenido el problema de Rucio más temprano ese día, lo interrumpía constantemente. La duquesa le preguntó a Sancho de Rucio y por que lo estimaba tanto. Después de haber Sancho terminado de contar la historia de rucio, terminaron de comentar el tema anterio Dulcinea. Después de bien discutido dichos razonamientos, la duquesa le ordenó a Sancho que se retirara a dormir, lo cual Sancho hizo de buena gana. Más tarde la duquesa le comentaba su plática con Sancho al duque y le propuso que debían planear realizar una broma para mi señor don Quijote. Si esta broma es de muy mal gusto me esforzaré y haré lo posible para que no rían ni deshonren el nombre de mi estimado señor Don Quijote.
lunes, 28 de marzo de 2011
Capítulos del 28-30
Cuando finalmente estuvimos con Sancho, que se mostraba dolorido y casi sin poder caminar se acercó más a mi señor don Quijote. Hubo un momento de silencio, un tipo de paz armada , por fuera se podía oír el estallido de furia de Sancho y de don Quijote. De repente el silencio dejó de callar y salió la enfadad voz de don Quijote y le reclamó a Sancho y más que un reclamo fue un regaño de su ocurrencia de rebuznar; por que era de suponerse que los haría enfadar, más bien merecido se tuvo Sancho la golpiza, quizá sería la forma de que de una vez entendiera y aprendiera a comportarse con cautela. En realidad ese fue mi primer penzamineto pero luego al ver caminar dolorido al pobre Sancho, me compadecí y su cara refresqué con una leve ráfaga chasquido. El se quejó y dijo que don Quijote no lo defendió como el esperaba..En mi opinión don Quijote no tenía deber en hacer lo que Sancho le demandaba más bien Sancho era el que a su amo debía defender a capa y espada. Seguimos el camino largo y callado, se oían de lejos las voces sin saber de donde venían. Cuando en eso la incómoda vos de Sancho se pronunció y le dijo a mi señor don Quijote que ya no le interesaba ser más su escudero, que Don Quijote no le había pagado lo prometido hace mucho tiempo atrás, y que ni siquiera, el intento de gobernar un ínsula se había acercado. Don Quijote se molestó por los reclamos de Sancho, lo trató de muy mala forma, al igual como Sancho le había reclamado a don Quijote, luego don Quijote hizo reflexionar a Sancho y le dijo que él aún no era dueño de una ínsula por que todavía no habían tenido la oportunidad de negociar una ínsula, Sancho se convenció fácilmente de esto y cuando me di cuenta le rogaba a don Quijote que lo disculpara por haber dicho cosas erróneas, don Quijote lo perdonó y seguimos nuestro caminos, mientras el sol caía detrás de la colina. Habiendo pasado la noche y al día siguiente muy de mañana salimos con gran entusiasmo y alegría, íbamos de camino cuando a lo lejos vimos en una pequeña ribera, un bote, sin remos, me llamo muchísimo la atención y después de un rato me pregunté ¿Porqué me llamaría la atención un bote cualquiera en una ribera, sin remos y sin marinero? Cuando volví en el presente, de nuevo en lo que pasaba para mi sorpresa a mi señor don Quijote también se sintió atraído por el barco. Le demandó a Sancho que fueran cerca del boto, estando ahí le ordenó que atara al rucio y a Rocinante. Sancho lo hizo sin tener noción de lo que don Quijote quería, cuando lo vio subirse al bote. Sancho le preguntó que era lo que pretendía más le ordeno de nuevo atar bien a las bestias y subirse al bote. Sancho así lo hizo y desatando el bote se subió y triste se quedó por la cara de congoja y desilusión con la que quedaron los dos animales. Me subí al barco y empezamos a andar muy lento, pero al parecer a don Quijote le parecía que íbamos muy rápido, a la lejanía dijo que veía un castillo, una aldea y personas por doquier. No se veía nada más a la distancia que un molino con dos o tres trabajadores. Nos acercamos al molino y don Quijote se puso a pelear con uno de los trabajadores se puso a gritar. Nos advertían que el curso del río inadecuado seguía más don Quijote no aceptó el consejo y a por partes del molino pasamos y en una de tantas del bote al agua caímos. Don Quijote intentó nadar más por la armadura pesada que andaba al fondo del río casi va a dar. Los trabajadores del molino nos vinieron a ayudar , sacaron a Sancho y a don Quijote y yo con mucho esfuerzo del agua logré salir. Don Quijote le ordenó a Sancho que les pagara el bote, al hacerlo Sancho don Quijote volvió a mencionar el castillo, el pueblo y las personas por lo que los molineros les dieron por locos a ese para, volvimos a la ribera, desatamos a Rocinante y al rucio y el camino dispuestos volvimos a tomar. Descansamos ese día y unos dias después nos encontrábamos en una selva hermosa a la lejanía vimos unas personas, y mi señor don Quijote que tiene ojos de águila vio a tal lejanía un bella señora y sorprendido por su largo cabello oscuro suave como seda caída larga hasta su pequeña cintura le pidió a Sancho que fuera y le dijera que los servicios del caballero de los leones estaban dispuestos para cuando lo necesitara la fermosísima señora. Así lo hizo Sancho y al oír el nombre del caballero de los leones la dama preguntó que si era el mismo que era conocido como el de la triste figura. Sancho le confirmo esto luego ella preguntó que si este señor era el que tenía un libro llamado el Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha Sancho le contestó que ella tenía la razón , por lo que la fermosísima dama le mando a Sancho llamar a Don Quijote. En lo que Sancho iba yo me quedé con la fermosas dama, la cual resultó ser duquesa por que llamó a su esposo el duque para que viniese a conocer al famoso don Quijote de la Mancha; ambos conocías del libro de don Quijote y que aseguraba su falta de juicio, más se dispusieron de seguirle la corriente a mi señor ya que ambos duques disfrutaban y conocían de las historias de la caballería. Llegó don Quijote y tuvo un pequeño inconveniente al caerse de la montura de Rocinante, levantose y saludó a los duques y se quedó maravillado por los hermosos ojos color verde ,pero no era un verde cualquiera, si no era u verde de tono oscuro como nunca don Quijote había visto. El duque nos invitó a pasar a un palacio que tenían en el campo, y mi señor don Quijote no se negó y seguimos a los duques cada quien en su caballo y Sancho en Rucio su asno. Algo muy peculiar de este encuentro fue que para mi sorpresa la duquesa se complacía de la compañía de Sancho y gustaba de sus comentarios, que para mi no eran mas que palabras vacías, pero en fin la duquesa le agradaba los comentarios de Sancho. Proseguimos el camino ... hacia el palacio de los duques...
sábado, 5 de marzo de 2011
Hombre Codicioso, Engaño Sutil
De Camino íbamos
Cuando me puse a recordar
Que de aquel hombre del mono
Yo ya había oído hablar
Corrían por doquier,
Los rumores
De que el mono
Sabio era
Mas nunca
Se enteraron
Que bien entrenado
El mono estaba
Su actuación consistía
En subir al hombro
De su amo
Y aparentar que
Al oido el mono susurraba
Mas no fue
Susurro de
Engaño lo que
El mono decía
Por que lo único
Que este hacía
Era una mimica
Que a todos convencía
La culpabilidad de
Este sutil engaño
No recae en
El "Sabio" mono
Recae en la actitud
De Aquel con el cual
El mono brindaba
Su actuación
Mas la avaricia
Del hombre siempre
Sale a relucir
El interes por la
Fortuna que a
Otro les quitaba por
Su ingenua ignorancia
El hombre codicioso es
Mas debe entender
Que como el Sol
Sale al amanecer
La verdad de sus engaños
Algún dia van florecer
Cuando me puse a recordar
Que de aquel hombre del mono
Yo ya había oído hablar
Corrían por doquier,
Los rumores
De que el mono
Sabio era
Mas nunca
Se enteraron
Que bien entrenado
El mono estaba
Su actuación consistía
En subir al hombro
De su amo
Y aparentar que
Al oido el mono susurraba
Mas no fue
Susurro de
Engaño lo que
El mono decía
Por que lo único
Que este hacía
Era una mimica
Que a todos convencía
La culpabilidad de
Este sutil engaño
No recae en
El "Sabio" mono
Recae en la actitud
De Aquel con el cual
El mono brindaba
Su actuación
Mas la avaricia
Del hombre siempre
Sale a relucir
El interes por la
Fortuna que a
Otro les quitaba por
Su ingenua ignorancia
El hombre codicioso es
Mas debe entender
Que como el Sol
Sale al amanecer
La verdad de sus engaños
Algún dia van florecer
jueves, 3 de marzo de 2011
Capítulos del 24 al 27
Habiendo don Quijote terminado de contar con elegancia y puntualidad sobre nuestra asombrosa aventura en la cueva de Montesinos para mi sorpresa el boca floja de Sancho no soltó ninguna de sus palabra erronias sobre los argumentos verdaderos de Don Quijote, pues esta vez los viví...En eso el primo le dio las gracias a don Quijote por haberle permitido expandir su conocimiento; Sobre lo que vimos en la cueva, las actitudes, descubrir lo que había en fin estaba más que agradecido, complacido y satisfecho de haber conocido a mi singular don Quijote. En eso pasó un joven con unas lanzas, armas y en fin cosas que llamaron nuestra atención don Quijote le ordenó que se detuviese pero este iba con mucha prisa, y le ofreció a don Quijote que nos reuniéramos en la venta cercana a donde el primo había propuesto anteriormente que pasáramos la noche. Don Quijote curioso como siempre quiso que nos quedásemos ahí. Llegando al lugar nos encontramos con este joven, apuesto y que iba a luchar en la guerra según lo que le dijo a don Quijote cuando este le preguntó su rumbo. Don Quijote le dio tan buenos consejos y admiraciones por su valentía a este joven que todos quedamos boca abiertos, pero Sancho tuvo que abrir esa boca descontrolada que se tiene y dijo Que como mi señor don Quijote hace para presenciar y creer tantas " locuras" y dar tan buenos y valiosos consejos como este. En lo personal los comentarios de Sancho me suelen molestar constantemente pero esta vez debía hacer algo al respecto... Así que agitándome un poco levanté el polvo de la árida tierra y llevándolo a los ojos de Sancho , le causé molestia de esta manera lo reprendí... Don Quijote le ofreció al joven guerrero de que cenara con nosotros a lo cual accedió. Llevaron a Rocinante a un buen establo y preguntando don Quijote por el hombre que iba cargado de lanzas nos adentramos en la pintoresca venta en busca de una nueva historia que será inspiradora de aventura...Persiguióle don Quijote hasta los establos de su caballo y le rogó que le contase la historia del por que de sus lanzas. El hombre de las lanzas le pidio un poco de paciencia y le dijo que aguardase a que le diera posada a su caballo, don Quijote con tal de apresura al hombre a contar su historia le ayudo a colocar a su caballo. Sentose el de la lanzas rodeado por el ventero, el caminante de la guerra, Sancho, Don Quijote, el primo y mi presencia; y nos contó que hace un tiempo atrás a un hombre de carácter honrado se le perdió su asno, este señor fue al monte a buscarlo cuando lo logró ver el asno se alejaba más , hasta que se dio cuenta de que no lo podría alcanzar. Fue y le contó a su compadre de lo sucedido con el asno, Su compadre de muy buena fe, le ofreció su ayuda y le dijo que volviesen al monte para intentar atrapar al asno. Así lo hicieron fueron al monte y le propuso su compadre que hiciesen el rebuzno que hace el asno y que si alguno de los dos lo oyera tratara de aproximársele para poder capturarlo. Lo intentaron mas algo curioso sucedió, los dos hicieron el sonido del asno al mismo tiempo, al tratar de encontrarlo se encontraron a ellos mismos. Luego cambiaron la técnica por el sonido de dos rebuznos y lo así lo hicieron, más cuando caminaron, después de un tiempo no fue sino que se encontraron con el asno, mas este estaba muerto. Al volver a su aldea, a sus casas contaronles la historia de los rebuznos para encontrar al asno; la historia se expandió a aldeas vecinas, las cuales empezaron a hacer burla, mofa de lo ocurrido en el monte, es por eso que entre los pueblitos vecinos se dan algunas luchas, pleitos o pequeñas guerras como lo quieran llamar, y he aquí donde viene nuestro hombre de las armas, el se estaba preparando por que según su conocimiento una guerra se aproximaba... Terminó de contar tan entretenida historia, que en eso entró un hombre que saludó al ventero y le preguntó que si tenía campo en su venta, el ventero de muy buena gana le abrió y las puertas a la venta y le dijo de que siempre tendría campo para el y su mono. Don Quijote al oir esto se interesó y pregunto que de que mono se trataba. El ventero le contesto que el mono era un tipo de adivino, le explicó a don Quijote que sabía cosas del pasado y del presenta, mas no del futuro. Entró el hombre del mono el cual se llamaba Pedro. Llegó Sancho sacó dos reales y le hizo la primer pregunta al mono. Sancho le preguntó que hacía su esposas en ese momento. El mono se subió al hombro de Pedro y después de un rato Pedro se arrodilló frente a don Quijote y dijo que no podía creer que estaba ante el maravilloso Don Quijote de la Mancha.Don Quijote se sintió halagado y luego Pedro el del mono le dijo a Sancho lo que hacía su mujer. Pedro el del mono, estaba tan honrado de conocer a Don Quijote que le dijo al ventero que armaría el entablado y daría una función. El primo preguntó que clase de funciones daba mas el ventero respondió que era una muy buena de títeres y marionetas. Todos había quedado sorprendidos por el asocie que hizo el mono y Pedro con Don Quijote y estaban ansiosos por ver la función. Don Quijote llamó a Sancho a una esquina y yo me fui enseguida, don Quijote sospechaba de que el tal don Pedro tuviera algo relacionado con el Demonio o su mono. A don Quijote no le daba muy buena espina y llegó luego Pedro y Sancho el indiscreto le quiso preguntar al mono de que si lo sucedido en Montesinos fue verdad o mentira, Sancho y sus preguntas fuera de lugar, Si fue verdadero todo lo fue, pues mejor de que el tal mono se lo confirmara al incrédulo de Sancho. Pedro el del mono dijo que el mono podría contestar eso hasta el lunes que mejor se dispusieran a disfrutar de la función , así lo hicimos sentados en primera fila nos dispusimos a observarla... empezó un joven a contar la historia sobre Melisenda , si asi no mal recuerdo que era de lo que trataba la historia, por que la verdad como eh dicho las historias me suelen aburrir mas esta como era con sus marionetas era aún más entretenida, empezó un joven que al parecer acompañaba a Pedro y contó el inicio de la historia, en eso transcurrió un buen rato, la historia sonaba emocionante pero en un momento mencionó este tal contador algo la verdad no preciso que con exactitud mas no fue del agrado de don Quijote. Se levantó mi señor desenvainó su espada y se puso furioso y a acuchilladas le dió a todos los muñecos que estaban en el retablo casi le corta la cabeza al señor Pedro. Don Quijote se había enfurecido por algo que dijeron erróneo en contra de la caballería y esto causo su enojo. Después de un rato de su ira, Pedro hizo entrar en razón a don Quijote y le dijo de que esto era no mas de entretenimiento. Don Quijote apenado y Sancho muy avergonzado le pagaron a Pedro lo merecido y más por cada títere destrozado. El mono en el acto de don Quijote salió corriendo por los tejados.Intenté perseguir al mono por un momento pero fue difícil. Esa noche comimos todos y al quedar Satisfecho nos fuimos a dormir. A media noche me inquieté y desperté para ver como partía el tal Pedro. En la mañana siguiente nos despedimos del joven que iba para la guerra; y en lo que a nosotros concierne le pagamos al señor de la renta por nuestra estadía y como a las ocho y un cuarto de la mañana salimos de aquella venta. Ibamos de camino cuando me puse a recordar que de aquel hombre del mono yo ya había oído hablar el rumor corría que antes de el entrar al pueblo, los rumores de los habitantes se ponía al día a escuchar,y haciendo la seña al mono de que se subiese a su espalda parecía que le decía algo mas no le decía nada y de esta manera se ganaba la vida el señor Pedro. Pasamos tres días andando y caminando, al tercero nos encontramos con un grupo de gente que tenía en una pancarta un lema relacionado con los hombres que rebuznan, Don Quijote se le acercó diciendo que el conocía de su historia y todos prestándole atención a don Quijote estaban. Don Quijote les dijo que debían dejar el rencor y no luchar por esto. En eso la boca floja de Sancho se puso a hablar y dijo de que hasta él podía imitar a un asno, y haciendo el sonido de un asno los que listos para luchar estaban creyeron que de ellos se burlaban y uno con un buen palo le dio y tumbole en en suelo. Don Quijote montó a Rocinante y corrió al igual que yo. Después de un rato vimos a Sancho aproximarse por lo que deducimos que le habían soltado los del rebuzno. Más tarde nos dimos cuenta de que sus contrincantes nunca llegaron y los que defendían a los que rebuznaban había celebrado. Nosotros tres decidimos proseguir en busca de nuevas aventuras aguardando el porvenir.
sábado, 19 de febrero de 2011
Locura Divina, Libertad Infinita
Locura divina,
Libertad infinita
Dichoso aquel
Que de ella participa
No es sino la locura
La que permite ver
Lo que otros no pueden
No es sino la locura
La que permite
Sentir y experimentar
Lo que muchos nunca podrán
No es sino la locura
Aquella que hace vivir
Cada instante al máximo
¿Por Qué la catalogan
como un problema?
Si es la entrada
a la imaginación
De un mundo mejor.
Locura divina,
Libertad infinita
Dichoso aquel
Que de ella disfruta.
Libertad infinita
Dichoso aquel
Que de ella participa
No es sino la locura
La que permite ver
Lo que otros no pueden
No es sino la locura
La que permite
Sentir y experimentar
Lo que muchos nunca podrán
No es sino la locura
Aquella que hace vivir
Cada instante al máximo
¿Por Qué la catalogan
como un problema?
Si es la entrada
a la imaginación
De un mundo mejor.
Locura divina,
Libertad infinita
Dichoso aquel
Que de ella disfruta.
Cápitulo 21 al 23
Luego de haber pasado por la iglesia, los ya casados Quiteria y Camacho, y todos los que a los jóvenes acompañaban; nos dirigimos al teatro el cual estaba bellamente adornado con ramos de flores de diversos colores, llenas de aromas que hacían el lugar aún más hermoso.Alfombras por los pasillos principales, y una fiesta alrededor que a todos encantaba. Sancho estaba admirado por la extraordinaria belleza que poseía Quiteria un cabello dorado como los rayos del sol y una cara llena de dulzura, Don Quijtote también tuvo que admitir que después de Dulcinea, por supuesto, era la dama más bella que él había visto. En cuanto a mi pensamiento, claro que era una doncella con gran belleza, gracia y felicidad,simplemente hermosa. Estabamso en el teatro salón hermoso también, cuando de repente apareció Basilio, y exclamo unas palabras que para mi fueron de gran asombro. Basilio dijo de que esta dama Quiteria, había sido su esposa y que por el bien de su alma en cuanto al aspecto religioso era mejor de que Quiteria lo volviese a desposar. Cuando miré detenidamente a Basilio tenía un puñal en un costado, Quiteria era aconsejada por todos, personalmente sentía que la confundían más. Basilio por otro lado convencía a Camacho que si el realmente amaba a Quiteria que la dejase libre de escoger si quería regresar con él como su esposa, y de esa manera Camacho no condenaría su alma. Camacho, por más amor que le tenía a Quiteria sabía que era mejor dejarla libre a escoger, diciendo esto a Quiteria la dijo libre a escoger. Quiteria , confusa eligio volver a desposar a Basilio, y lo tomo de la mano, dándole un gesto de arrepentimiento. Después de eso Basilio se quitó el puñas que yo anteriormente había visto y al parecer era el que le causaba tanta pena, para el asombro de todos era un puñal falso, nunca hirió a Basilio, fue todo un engaño para crear más presión en Quiteria. Esto me pareció muy mal hecho después de todo este matrimonio fue una farsa completamente. Inmediatamente abandonaron los nuevos esposos las fiestas de Camacho y se dirigieron a el pueblo de Basilio. Don Quijote exclamó frente al público que esta era la decisión correcta, una vez fue su esposa y ya por haber hecho este compromiso no podía ser roto hasta que alguno de los dos muriese, y aquel que se atreviese a decir lo contrario tendría que pasar por la punta de esa lanza. Y bien siguiendo a la caravana que iba detrás de los esposos, nos dirigimos don Quijote, Sancho que iba muy decepcionado de perderse las fiestas de Camacho y yo camino hacia el humilde barrio de Basilio. Fuimos bien atendidos durante tres días que fueron los que permanecimos en la casa de Basilio y de Quitera, don Quijote los aconsejo bien, sobre el matrimonio, y Sancho le dijo que ojalá el hubiese escuchado los consejos que don Quijote acababa de dar a Basilio. De haber sido así quizá no estaría casado con Teresa, fue un momento de gran felicidad. Luego don Quijote expresó su interés por ir a la cueva de Montesinos, de la cual había oído hablar. Basilio le dijo que un primo suyo lo podría guía. Y ahí nos encontramos camino a una nueva aventura, salimos de la casa de Basilio contentos y al encontrarnos con el primo salimos en busca de la nueva aventura. En el camino don Quijote le preguntó al primo que a que se dedicaba o cual era su oficio, el le respondio muy amablemente que su oficio era el de escribir libros y ahí le menciono unos cuantos, yo sinceramente no me concentre mucho en el nombre de esos libros ya que la hermosura del paisaje llamo mi atención. Cuando volví a integrarme a la conversación Don Quijote estaba impresionado por el increíble razonamiento que Sancho acababa de hacer y le decía que seguramente él ya lo había escuchado yo en alguna otra parte. Llegaron a una pequeña aldea y ahí nos dispusimos a pasar la noche y el primo de Basilio nos dijo que ya estábamos muy cerca de la cueva de Montesinos. Al día siguiente estábamos como a las dos de la tarde en la entrada de la cueva de Montesinos. En los alrededores de la cueva había gran cantidad de maleza y pasando don Quijote volvarón los cuervos y algunos murciélagos que cerca de la cueva estaban. Llegando al punto donde don Quijote iba a bajar lo amarraron de la soga larga y resistente que habíamos pasado a comprar y empezaron a bajarlo, yo no me iba a perder la oportunidad de bajar con mi señor y ver lo que dentro de esa cueva había, como al cabo de media hora lo emepezarón a subir yo subí antes que mi señor y al ver a Sancho y al primo noté la preocupación en sus caras,seguramente no sentían el peso de don Quijote al sacarlo de la cueva, para mi sorpresa don Quijote venía como inconsciente . Lo sacaron y le dieron vueltas, para ver si recobraba la conciencia, en eso don Quijote lo único que pidió fue que le diesen de comer después de sacar las alforjas, comer y recoger lo que sobró de la buena comida que les había mandado Basilio don Quijote les dijo de que nos se levantasen y que él les contaría lo ocurrido. Don Quijote contó justo lo que yo ví que había ocurrido. Explicó que luego de bajar sostenido de la soga un largo tiempo llego a ver una luz en una pequeña abertura cóncava que ahí se veía, al entrar en ella pude ver la luz que se asomaba por unos huecos de las paredes, don Quijote gritaba que no le dicen más soga, pero al parecer Sancho y el primo no le escuchaban. Luego después de admirar la estructura de aquel lugar vi que don Quijote estaba profundamente dormido y después de eso yo sentí que me desvanecía..... y me desvanecía... hasta que todo se tornó negro y no pude ver nada más. Hasta que la claridad volvió a mi con un tono de verde claro y azul radiante. Cuando logré limpiar bien mi vista ví a don Quijote que se limpiaba los ojos, al parecer los dos habíamos llegado a una pradera hermosa, radiante en belleza, soleada, pasto verde suave, flores suaves y delicadas. A lo lejos se veía un palacio, un castillo que conjugaba con la excepcional belleza de todo el lugar. En eso un hombre de estatura baja con una capa y una larga barba que le llegaba como a la cintura se acercó a don Quijote y él le pregunto quien era. El señor le contesto que él era nada más y nada menso que Montesinos, a quien la habían dedicado el nombre de esa cueva, don Quijote le hizo algunas preguntas mientras nos guiaba hacia el castillo , el cual era también un lugar hermoso. En el centro del salón estaba un cuerpo en el cual reposaba un joven el cual era hijo del señor que nos había guiado hasta, contó a Don Quijote y a mi la historia de el encanto que les había puesto Merlín un encantador no solo a él sino a otros de sus conocidos... algunos metidos en esa cueva otro en el mundo exterior. En eso vimos una procesión de dos hileras de damas que lloraban la muerte del joven que estaba en la sala anterior. Una de ellas la más afectada de todas iba detrás. Que según el señor que nos guió al palacio era la mujer más bella del mundo don Quijote, le discutió esto y le aclaró que ese puesto lo tomaría Dulcinea. Sancho le interrumpió y le felicito por no haber tomado de las barbas a ese señor y arrojarlo al suelo, en eso Sancho le dijo de que él no le creía que hubiese visto tanto en tampoco tiempo, a lo que yo me quedé sorprendido cuando dijeron de que habíamos pasado allí dentro tan solo una hora, lo que para mi en esa fermosa tierra fueron tres días y al parecer para mi señor don Quijote fueron igual tres días cuando les explico al primo y a Sancho. Le hicieron algunas preguntas a don Quijote sobre los encantados que habitaban en esas tierras. Sancho le dijo a don Quijote que seguramente esto debía de ser parte de los encantamentos e ilusiones que él en ocaciones tenía. Pero este comentario de Sancho me inquietó ¿ Habrá sido un encantamento? Pero normalmente los encantamentos solo le suceden a don Quijote y no a mí también. ¿Cómo dicen que pasó solo una hora si yo conté bien que fueron tres dias los que estuvimos ahí? ¿ Me estaré volviendo loco yo también, o será acaso que sufro los encantamentos que se le dan a don Quijote? todas estas dudas surgieron a mi cabeza inmediatamente. En eso prosiguió don Quijote y le contó a Sancho que en uno de esos días vimos a la singular Dulcinea del Toboso la cual iba acompañada de dos labradoras y en cuanto don Quijote la trató de alcanzar la mismísima señora Dulcinea del Toboso salió corriendo tan rápido que no se le fue vista jamás. En eso Sancho interrumpió y le dijo a Don Quijote que esta vez estaba seguro de que era un encantamento y que esa labradora no pudo haber sido la señora Dulcinea del Toboso. ¡Pero si yo la vi con mis propios ojos! Luego de eso prosiguió don Quijote con la hazaña de la doncella de Dulcinea, les contó que había llegado una doncella y le dijo que venía en nombre de la Señora Dulcinea que le venía a pedir de su parte que le diera doce reales, por que carecía de necesidad.Le dio don Quijote los cuatro reales que tenía y al terminar de contar esto Sancho estalló en risas. Le dijo a don Quijote que él de ninguna manera le creería a esos disparates. Don Quijote muy tranquilamente le expresó a Sancho que algún día se lo probaría, en lo que a mi concierne me dió mucha ira con Sancho al no creer lo que el Señor Don Quijote decía, más yo sabía que era verdad pues lo vi, lo sentí y lo más preciado de todo lo viví estuve tres días en una hermosa tierra...
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