¡Oh Grisóstomo!
Hombre que por los
sentimientos de un
amargo amor falleció.
Que traicionado se sintió,
y a la tumba lo llevó.
Pues déjeme decirte,
amigo mio,
que tu amada un corazón
sincero tuvo.
Pero la vida ella,
¡No te la quitó!
Pues fue por tu celoso corazón,
que de envidia te llenó
y a tu delicada mujer te arrebató.
lunes, 26 de abril de 2010
Capítulo del 11 al 15
Caminando íbamos desde hace muchos días atrá s, me encontraba cansado y casi sin fuerzas de seguir, cuando apreciamos a la distancia unas chozas, que por su aspecto debían ser de ganaderos, pero para nuestra sorpresa en ellas habitaban unos cabreros. Fuimos invitados a pasar la noche, muy amablemente de parte de los cabreros. Su cena compartieron con mi señor don Quijote y su torpe escudero Sancho; bueno la verdad no es torpe sino falta de educación y conocimiento, de pronto apareció un amigo de los cabreros el cual comenzó a recitar unas frases de romance. Luego de escuchar al talentoso cabrero, apreciaron la oreja de don Quijote y con un extraño brevaje que prepararon lo untaron en su oreja para ayudar a sanar. Luego de esto al estar muy cansados nos pusimos a dormir, cosa que yo realmente necesitaba. A la mañana siguiente muy de mañana llegó un cabrero muy apresurado que anunciaba la muerte de un cabrero muy querido llamado Grisóstomo había muerto por la causas de sus amores y desamores con una tal Marcela la cual parecía ser de muy buen parecer. Don Alonso muy atento a la historia, se interesó y atentamente escuchaba las supuestas razones del fallecimiento de dicho cabrero. Al saber que al día siguiente sería el entierro don Quijote no se esperó más y con muchas ancias esperaba que le fuese permitido ir al entierro; por lo que don Quijote y Sancho se quedaron una noche más; aunque Sancho no tenía muchas ganas de
quedarse ni de ir por que los entierros no eran cosas de su interés y menos si se trataba de alguien desconocido. Por mi parte yo sería un fiel escudero y acompañaría a don Quijote. Mientras iban de camino hacia el lugar del entierro que había sido solicitado por el mismo Grisóstomo que lo enterraran ahí por que fue el lugar donde vió por primera vez a su amada, don Quijote iba hablando ciertas tonterías y luego al unírseles unos cabreros que venían a ver el entierro de dicho señor, comprendieron según la habladurías de don Quijote que estaba loco de remate y tenía gran afición por ser caballero. Después de un tiempo uno se acostumbra a oír las locuras que dice este singular hidalgo que en su perdida cabeza dice ser un caballero. Llegamos al lugar donde enterrarían a Grisóstomo y su cuerpo ya yacía ahí con unos papeles que iban a ser enterrados con él, mientras hacían el hueco para enterrar al famoso cabrero, obserbaba don Quijote unos papeles y le pareció que uno de ellos era una canción que narraba su amor o desamor con Marcela, así que le pidió al cabrero que recito la noche anterior que recitara este poema en honor de Grisóstomo, y así lo hizo. Luego llegó Marcela la supuesta causante de esta muerte, si era una joven muy hermosa, y explicó por que ella no tenía la culpa de que este cabrero hubiera muerto, en su defensa don Quijote acudió y dijo que sin importar si esta dama hubiese sido culpable de la muerte o no de Grisóstomo, se le fuera perdonada. Luego enterraron al cabrero y don Quijote se despidió de los demás cabreros y agradeció por su hospitalidad, luego él, Sancho, Rocinante, la mula y yo seguimos nuestro camino don Quijote intentó seguir a Marcela pero luego de un rato la perdimos de vista. Encontramos unos campos para comer y beber agua, así como para que Rocinante y la mula comieran un fresco pasto. Estabamos ahí descansando , tomando aliento cuando a nuestro singular Rocinante se le ocurió acercarse a unas yeguas que se encontraban muy cerca de ahí Rocinante al tratar de cortejear, las yeguas lo trataron de auyentar, sus cuidadores al ver esto, ¡Cogieron unos palos y le dieron al pobre Rocinante! Que cayó de un solo al suelo, don Quijote salió en defensa de su caballo y se enfrentó con Sancho y con Quijote con más de veinte cuidadores , mientras yo cuidaba del enamorado Rocinante que recibió "palo" literalmete por culpa de las yeguas. Pero luego no tuve que cuidar de uno sino de tres por que también habían derrotado a Sancho y Don Quijote. Don Quijote se disculpó con Sancho y le dijo que esto había sido su culpa por enfrentarse contra gente que no eran caballeros. A como pudieron se levantaron y trataron de despertar al pobre Rocinante. Salimos y los traté de llevar al camino más seguro enrumbándonos íbamos cuando de repente vimos una venta en la cual podríamos pasar la noche. Pero nuestro don Quijote juraba que aquella venta era un castillo, conociéndolo quien sabe que aventura viviremos ahora...

domingo, 18 de abril de 2010
Poema del Viento Para Don Quijote
Yo soy el Viento
Eso que trae la brisa tropical
Que te anuncia que la lluvia llegará
Que te arrulla en la noches al dormir,
Al pendiente de ti siempre estoy
Eso que te eriza la piel ; eso soy
Bailo entre tus brazos
No me ves, pero libre yo estoy
No me puedes controlar
Soy lo que te hace sentir que vivo estas
Que te hace reflexionar
Me encanta acariciar tu cara ,
Y secar tus lágrimas cuando triste estas
Mi mejor aliado es la lluvia,
Sé que nos disfrutas al dormir,
En una tarde tranquila de tenue invierno
Sabes que contigo estaré
Un amigo inseparable ese seré
Hasta en el más caluroso verano,
Te refrescaré, y con la melodía de,
Las hojas secas te cantaré
Y aunque viejo estés,
Durante esas noches de desvelo,
Ahí estaré, espero aun oigas mi susurro al oído,
Pero si no, no eches al olvido que a tu lado estaré
Y cuando polvo hecho estés,
Yo te extrañaré,
Mi amigo inseparable,
Que aunque nunca me pudo ver,
Me apreció,
Y supo escuchar mi canción
Entre mis brazos te acogeré
Y conmigo siempre estarás
Recorreremos las montañas,
Los ríos, la arena y el mar,
Y juntos entonaremos ese
Dulce susurro que a muchos,
Paz traerá...
Eso que trae la brisa tropical
Que te anuncia que la lluvia llegará
Que te arrulla en la noches al dormir,
Al pendiente de ti siempre estoy
Eso que te eriza la piel ; eso soy
Bailo entre tus brazos
No me ves, pero libre yo estoy
No me puedes controlar
Soy lo que te hace sentir que vivo estas
Que te hace reflexionar
Me encanta acariciar tu cara ,
Y secar tus lágrimas cuando triste estas
Mi mejor aliado es la lluvia,
Sé que nos disfrutas al dormir,
En una tarde tranquila de tenue invierno
Sabes que contigo estaré
Un amigo inseparable ese seré
Hasta en el más caluroso verano,
Te refrescaré, y con la melodía de,
Las hojas secas te cantaré
Y aunque viejo estés,
Durante esas noches de desvelo,
Ahí estaré, espero aun oigas mi susurro al oído,
Pero si no, no eches al olvido que a tu lado estaré
Y cuando polvo hecho estés,
Yo te extrañaré,
Mi amigo inseparable,
Que aunque nunca me pudo ver,
Me apreció,
Y supo escuchar mi canción
Entre mis brazos te acogeré
Y conmigo siempre estarás
Recorreremos las montañas,
Los ríos, la arena y el mar,
Y juntos entonaremos ese
Dulce susurro que a muchos,
Paz traerá...
sábado, 17 de abril de 2010
Capítulos del 7 al 10
A la mañana siguiente mientras dormitaba, me llegó un olor intenso, que más allá del olor sabía que le llenaría el alma de don Alonso de tristeza. Me desperté y seguí el singular olor me llevó al establo y para mi sorpresa los libros de don Alonso estaban siendo quemados.¡Soplé! y soplé tan fuerte como pude pero ningún libro logré rescatar.Desepcionado me fui al cuarto donde reposaba don Alonso el cual ya estaba despierto; se dirigió por casualidad al cuarto donde tenía sus libros de caballería , se sorprendió al no ver ninguno ni rastro de ellos. Su criada le dijo que el mismísimo diablo se los llevó pero su sobrina afirmo que fue un mago, un encantador que los desapareció y el también huyó. Yo sabía muy bien que todo aquello era una falsedad. Pero nada podría hacer para comentárselo a don Alonso. Luego pasaron unos nuevo o diez días, yo pensaba que hasta aquí habían llegado las aventuras, cuando una mañana salió don Alonso y buscó a un vecino de apariencia sencilla y al parecer falto de conocimiento era un humilde labrador llamado Sancho Panza , yo acompañé a don Alonso con la esperanza de que saliéramos de nuevo en busca de aventuras.Don Alonso le ofreció a Sancho una ínsula y ser gobernador de ella. Sancho sin saber mucho de la locura de su vecino aceptó ser escudero. Al principio me sentí un poco mal por que habían desplazado mi trabajo, pero luego entendí que nada mal haría a aquel loco hidalgo tener dos escuderos. Don Alonso le pidió que trajera siempre con sigo alforjas ,Sancho le preguntó a Don Alonso si podía llevar un asno para movilizarse pero don Alonso no le gustó mucho la idea así que dijo que apenas pudieran encontrar un mal caballero le quitarían su caballo y se lo daría a sancho. Pues se pusieron de acuerdo y un día en la madrugada salimos don Alonso ,nuestro nuevo acompañante Sancho , Rocinante y yo. Salimos si que nadie se diera cuenta. De camino Sancho le iba preguntando a don Alonso si todo lo que le había prometido se lo iría a dar y ¿como lo conseguirían? Seguimos, pues caminando hacia la aventura sin saber que nos iba a repara; llegamos a un campo de molinos de viento...
eran como treinta o cuarenta de ellos, yo me adelante para jugar un poco con ellos y con sus aspas. Pues por desgracia del pobre don Quijote (como lo llamaré de ahora en adelante) confundió a los molinos de viento con grandes gigantes, y sus aspas eran sus enormes brazos; mientras yo bailoteaba por ahí entre sus aspas, don Quijote tomo su lanza y le agitó las riendas de Rocinante y corrió con tal furia hacia los "gigantes" yo no me había percatado exactamente de lo que ocurría. Cuando oí un estruendo fue, don Quijote que había envestido el molino con tanta furia que al chocar con algo tan duro se callo de su caballo y rompió su espada. Corrió apresuradamente Sancho que ya le había advertido a don Quijote que no eran gigantes sino molinos y sus brazos eran realmente sus aspas. Sancho lo subió a rocinante que el pobre caballo también quedó adolorído. Tomó su espada rota y lo llevó a un bosque en el cual lo curó y ahí pasarían la noche don Quijote desastilló un gran árbol y con su rama la afilo tanto que cortaría como espada y la colocó en la base de su lanza. Después de que Sancho curó a don Quijote, durmió toda la noche, en cuanto a nuestro amigo don Quijote estaba en el suelo reposando pero tenía su mente perdida en el Toboso , especialmente en su adorada Dulcinea, mientras yo acompañaba al pobre rocinante y a la mula de Sancho; pobre rocinante resultó herido por falta mía de jugetear con los molinos igualmente para el pobre don Quijote que al ver agitarse las aspas creyó que eran gigantes. A la mañana siguiente salimos y por el camino nos encontramos con dos curas que venían en una carreta con una señora de alta sociedad sus criadas y un vizcaíno. Don quijote los confundió con despidables villanos, y dijo que nuestra más grande aventura se daría aquí. Don quijote derribó a los curas que confundió con ladrones que secuestraron a la dama , luego fue a la parte trasera de la carreta y le dijo a las damas que no temieran que él las defendería. Mientras tanto Sancho le quitaba las vestiduras a los cursa dos de los vizcaínos le pegaron fuertemente a Sancho por hacer tal cosas que no le era permitido, pero yo prefería cuidar a don Quijote, él les suplicaba a las damas que fueran al Toboso y le dijeran a Dulcinea el hecho heroico que había hecho de salvar a dichas doncellas; pero erróneamente un vizcaíno interrumpió y dijo hacia donde se dirigían las doncellas y quienes eran las que las llevaban; pues don Quijote no aguantó más y retó a dicho vizcaíno a el cual en dicha batalla lo hirió levemente cerca de la cara pero mi estimado señor lo envistió y lo tumbó al suelo que quedó casi inconsciente; se presentó don Quijote de nuevo ante las damas y les dijo que fueran al Toboso y le contaran a Dulcinea como las había rescatado, las pobres doncellas con gran temor asintieron con la cabeza se marcharon. Don Quijote al ver a sancho, lo trato de recuperar, se levantaron y montaron su mula y a Rocinante, mientras iban buscando una lugar para dormir el cual don Quijote esperaba un castillo, iban discutiendo sobre como veían las cosas, las reglas de un caballero, por que a veces no comían , en quien pensaban desconsoladamente por amor; don Quijote trataba de educar a la pobre cabeza vacía que tenía Sancho. Mientras yo agotado me movía lentamente a los pasos que llevaba la mula y Rocinante.

Capitulo del 4 al 6
Al parecer por lo que ocurrió en la venta la historia iba a comenzar las ganas de aventurarme en la imaginación de un hidalgo iba a comenzar, no podía esperar y por lo que pasará a continuación mi vida y la de este singular hidalgo cambiará. Mi vida se basa en refrescar a la humanidad , pero ¿Que hay de mi? Deseo explorar, conocer, sentir esa pasión por algo más que hacer ; correr aventurarme, ayudar a este hidalgo , que yo su buen escudero seré. Pues nuestro curioso Alonso decidió regresar a casa, según el a acomodarse. Fuimos camino hacia su casa, cuando de pronto se oían unas voces poco comunes unos gritos en el bosque sople tan fuerte como pude para ver si podíamos oír mejor entonces Don Alonso se dirigió hacia lo profundo del bosque y encontramos un criado de un adinerando señor, el cual flagelaba a su criado por perder una de sus ovejas cada noche y ser descuidado; Don Alonso se enfureció, yo como su escudero soplé para votar el látigo cuando entonces el criado, su señor y Don Alonso empezaron discutir, sobre la paga,que el criado era un incompetente, que sus ovejas se escapaban en fin ; don Alonso decidió pagarle al señor adinerado lo que su criado le debía, entonces lo colgaron al señor y lo azotaron hasta que lo dieron por muerto don quijote montó a Rocinante que por un gran rato comió para reponer sus energías. Retomamos el camino cuando un grupo de mercaderes, y el con su imaginación pensó que era tiempo de otra de una aventura! Pensó que estos mercaderes tenían a su amada Dulcinea del Toboso, los mercaderes decían que no la conocían pero don Alonso pensó que era una falsedad y se enojo tanto que tomó su lanza y corría hacia ellos , yo quería evitar una desgracia entonces sople y levante una gran cantidad de polvo que en los ojos de rocinante cayó y lo hice caer de tal manera que don Alonso en el suelo quedó. Los mercaderes y sus sirvientes se bajaron de sus mulas y le dieron una paliza a don Alonso que yo dudaba que se pudiera levantar, fallé como escudero pues por más que sople hirieron a mi querido compañero. Así fue paso la noche y nuestro querido don Alonso seguía tendido en el piso , yo lo cuide toda la noche empecé a dormitar cuando un curioso labrador que iba camino hacia el molino se detuvo y observó a el malherido don Alonso , se arrodilló y le quito la venda que llevaba en la cabeza par su sorpresa, supo que era don Alonso su vecino. Este amigable labrador lo junto los puso en su mula, recogió todas sus armas y las puso en Rocinante don Alonso se medio despertó y empezó a decir unos disparates que al pobre labrador casi loco lo volvió. Don Alonso imaginaba la historia del caballero andante que lastimado en la montaña había quedado, creía que el labrador era Marqúes de Manuta y don alonso creía ser aquel desafortunado caballero, mientras sus disparates decía yo cuidaba del pobre Rocinante que sin mala intención boté y la obstinada mula que cargaba al loco de don Alonso. Yo con gran emoción de tener aventuras y al parecer todo terminaría si lo llevaba a casa pues su sobrina y su criada no lo dejarían salir...Tarde noche se hizo y mientras el labrador desesperado de las locuras de don Alonso le dijo que el no era aquel marqúes sino don Carlos Alonso su vecino y que el era no más que Don Alonso Quijana. pero don Alonso decía que el sabía bien quien era y que haría todo por su amada dulcinea. Mintras este par de confundidos señores discutían y esperaban la noche yo me adelanté a la posada de don
Alonso Quijana como supe que era llamado.En esta casa se encontraban el cura, el barbero que parecían ser cercanos de don Alonso, su sobrina y su criada también estaban ahí y criticaban los despreciables libros de caballería que volvieron loco a don Alonso. Luego llegó el labrador con don Alonso que lo único que pedía era que le sanaren las heridas, lo dejaran reposar, que le dieran alimento y no quería responder ni la más mínima pregunta. Estaban todos resguardando a don Alonso yo también pero de un pronto a otro todos se fueron y se metieron donde estaban los libros de don Alonso ; yo me quede a la par de don Alonso y esperé a que volvieran pero tardaban y tardaban ; me entró la curiosidad de ver que hacían allí. Estaba la sobrina , su criada, el barbero y el cura. Leian el titúlo del libro y los apilaban cerca del corral, hablaban de quemarlos, algo tenía que hacer! trataba de soplar para que no pudiera saber de que trataba el libro pero por más que trataba lo lograban leer y todo cuanto era de caballería lo apilaban apra que fuese quemado me fui desconoslado y termine de pasar la noche con nuestro querido "Don
Quijote".

Quijote".
jueves, 15 de abril de 2010
Capítulo del 1 al 3
Estaba yo merodeando por ahí, en un lugar de la Mancha del cual no quiero ni siquiera recordar, en un pequeño pueblo me aventuré.Sentí curiosidad en meterme en una casita del pueblo de primera entrada me encontré con una jovencita reposando en un rincón, luego pase a la cocina una señora de aspecto sencillo hervía la sopa , a la cual le agité el fuego descuidadamente. Iba caminando hacia el interior de la casa cuando algo inusual atrajo mi atención un señor como de cincuenta años de edad, leía al parecer muy entusiasmado, me dispuse a hacerle unas cuantas bromas al señor que a mi primera impresión parecía ser un hidalgo apague la vela que utilizaba para leer e inmediatamente la volvió a encender, repetí esto durante un par de veces más lo cual me confirmó que el señor estaba totalmente entretenido en aquel libro desconocido. Al parecer decidió tomar un descanso , el cual me permitió tener una pequeña ojeada de aquel libro desconocido. Era un libro de caballería nada extraño que un hidalgo tuviera un par de ellos, pero luego aprecié una gran biblioteca a la par de aquel cuarto, soplé un poco para ver mejor; pero este señor no tenía un par ni tres; tenía un centenar de libros de caballería. Luego regresó y continuó leyendo aquel libro con aspecto llamativo. Me tomé el cuidado de visitar a este singular señor y las damas que en su casa vivían. Días , atardeceres, noches y madrugadas pasaron y este señor no dejaba de leer lo observaba y parecía que leía y leía los libros una y otra vez, hasta que un día corrió a su despacho y cogió una vieja armadura, la limpió y se la puso , vi a la dama que guisaba la sopa aquel día en la cocina , al parecer era su criada , y al tiempo supe que la jovencita era su sobrina; estas simpáticas señoritas corrían detras del señor hidalgo preocupadas como si fuera a hacer una locura. Luego se encerró en su establo con su caballo de apariencia sencilla con el cual conversaba sobre nombres para un corcel de un honrado caballero; al que finalmente lo llamó Rocinante. Luego dijo muy entuciasmadamente"¡ Partiré en busca de aventuras yo iré!"
con caras de angustias las dos damas lo despidieron y yo tomé valor de seguir a aquel loco hidalgo con el cual , al parecer , aventuras tendré. Murmuraba para si solo ,"debo de tener una doncella para ser un verdadero caballero andante". Y la llamó Dulcinea del Toboso; que al parecer era una señora del pueblo a la cual el hidalgo estimaba. Finalmente empecé a entender a aquel confundido señor el se estaba convirtiendo en un caballero andante y se nombró a sí mismo Don Quijote de la Mancha; aunque su verdadero nombre era Alonso Quijano. Salimos de aquel pueblo, y largos días pasaron yo acompañando a aquel señor solo por curiosidad, anduvimos sobre los pastos secos hasta que llegamos a una venta. Pero don Alonso la idealisaba en su apurada cabeza como un castillo entramos ahí y le ofrecieron un lugar de reposo pero , don Alonso decía cada disparate que a la gente le parecía gracioso y se burlaban de don Alonso; nuestro singular hidalgo quería ser nombrado caballero en aquel castillo en el interior de la capilla, pero los que estabamos en la venta no comprendíamos a la seriedad de don Alonso. hasta que un señor decidió nombrarlo caballero y llevó a don quijote a un pozo. Don Alonso con gran ilusión le preguntaba al hombre si había hecho estas ceremonias anteriormente, el con gran confusión respondió que sí ; hizo que don Alonso velara toda la noche su armadura y luego él , en una capilla imaginaria para aquel noble hombre y para mi , pero no para don Alonso, lo que ocurría era un acto solemne en la historia de un caballero , así que lo tomaba con seriedad. El buen hombre con gran satisfacción dejo ir a don Alonso y sin cobrarle moneda alguna por la estadía en la venta.

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