sábado, 24 de septiembre de 2011

Capítulos del 52 al 54

Volví un día al palacio de los duques a visitar a don Quijote, y cuando llegué al lugar había una evento que no entendí y nunca lo haré. Se trataba algo de doña Rodriguez y su hija, era una confusión inimaginable de una promesas de un casamiento y que al parecer no se había llevado a cabo, lo curioso del caso es que trataban a la dueña y a su hija como unas invitadas externas y no como tal. Al final de cuentas acordó el duque realizar un evento de competencias de caballeros con el fin de llegar a una resolución con el confuso hecho. Después de haber establecido esto llegó el paje con las cartas de Tersa Panza para la duquesa y su marido el gobernador. En la carta a la duquesa se mostraba Teresa muy agradecida por todos los presentes que había recibido, y a la vez le comentaba u deseo por asistir a la ínsula, se disculpaba por no haberle podido mandar las bellotas solicitadas ya que no había ninguna de ellas. Luego leyeron la carta a Sancho Panza con la cual se divirtieron mucho, y en la misma Teresa felicitaba a su marido y le solicitaba dinero con el fin de visitarle y probarle a todos que era cierto. Al final la duquesa le pide al paje que le comente todo lo ocurrido en el pueblo de Teresa Panza. Me fui ese mismo día de regreso a donde Sancho y no fue sino en su aposento donde lo encontré, Sancho acurrucandose en su cama estaba, más el ruido de afuera fue lo que a Sancho atormentaba.Se asomó Sancho por la ventana y vio una multitud afuera de su ventana con hachas,espadas y antorchas. Le gritaban "A las armas", "que invaden la ínsula y hay que atacar."Salió Sancho medio dormido y decidieron armarlo le pusieron una armadura en la espalda y el pecho que ni se podia mover apenas se sostenía con una lanza. En eso se vino una multitud corriendo tras nosotros y nos botó al suelo, fue en eso que gritaron " ¡victoria! se han ido." Cuando me levanté rápidamente las personas veían a Sancho en el piso y se reían, ya era de mañana , y pararon a Sancho como pudieron y el una vez que se deshizo de su armadura salió corriendo donde estaba el rucio y lo alistó y dijo que inmediatamente salía a retomar su viejo oficio y dijo que cada quien nace para lo que debe ser el como escudero, yo como poeta; y así lo hizo Sancho dejó sus oficios de gobernador y fue donde el duque y la duquesa.Partí con Sancho mi amigo, por que yo no quería que nada malo le pasase, ibamos por ahí cuando aparecieron tres hombres, de esos que parecen cantar a cambio de limosna, ellos le pedían dinero a Sancho, pero les dio el queso y pan que llevaba. Pero ellos insistían en que les diera dinero, Sancho una vez más les dijo que no tenía cuando se dio la vuelta y avanzo con rucio, uno de ellos se le lanzó a Sancho y lo abrazó. Me quedé asombrado, pero resultó que al poco tiempo Sancho reconoció al hombre, era Ricoto su vecino. Le contó este su historia, al parecer era extranjero, y lo habían desterrado de España, y ahora estaba volviendo a retirar un tesoro que tenía guardado , y le prometió a Sancho que si lo acompañaba, le daba parte de la riqueza, que él bien sabía que la necesitaba. A lo que Sancho le aclaró contándole su historia como gobernador, y de su retiro, ya que no era bueno para ser gobernador y prefería ser feliz y servirle a don Quijote. Así que los buenos vecinos se despidieron, después de haber conversado y comido, partieron cada cual para su destino.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulos del 49 al 51

Habiendo Sancho finalizado la discusión con su médico días después se le fue permitido comer cuanto quisiere y aun así Sancho pidió que su comida fuese tan simple como pudieren ya que su estomago estaba acostumbrado a comida sin mucho lujo. Salió Sancho un día a realizar su ronda de Justicia se encontró con unos señores los cuales se encontraban molestos por que uno le debía unos ducados al otro, por un juego realizado en una casa de apuestas. Por lo que Sancho arregló la situación de una mejor manera, que a todos dejó asombrados. Y decidió cerrar la casa de apuestas para evitar problemas futuros, se presentaron diversas situaciones, pero una que más recuerdo fue la de una hermosa joven que iba vestida de hombre y al Sancho preguntarle la razón de este hecho, ella comentó que había decidido esto ella y su hermano con el fin de salir de su casa y conocer el mundo el pueblo y sus alrededores. Sancho decidió llevar a los jóvenes a su casa y el maestresala enamorado de la doncella pensaba pedirle la mano a su padre, mientras que Sancho pensó en el joven, para casarlo con su hija. Y de esta forma concluyó la visita de Sancho ese día. Se decidió Sancho mandar un día a un paje a donde su Señora Teresa, para que el paje le contara las nuevas y yo decidí ir con él. Llegó el paje a la aldea, y les preguntó a unas jovencitas por Teresa Panza, una dijo ser su hija, y claro que la reconocí era Sanchica y ella nos guió hacia la casa de su madre. Teresa nos recibió feliz, y ansiosa de recibir noticias de Sancho. Controlé el Paje que Sancho era dueño y gobernador de una ínsula Sanchica y Teresa no le creían, y les leyó el paje una carta de Sancho y de la duquesa, que fue muy noble y sencilla con Teresa, la cual decidió mandarle las mejores bellotas en forma de agradecimiento. Además la Duquesa les mandó unos corales de oro bellos, y Sancho mandó un vestido de finísimas telas para Sanchica. Teresa muy contenta y orgullosa de Sancho fue a contarles al cura y al Bachiller, los cuales no le creían a Teresa puesto que fueron a su casa a ver si el paje estaba allí, y al verlo se quedaron con la boca abierta. Aún así no quedaron muy convencidos de que esto fuese verdad, por lo que propusieron que uno de ellos fuese a visitar a Sancho, Pero el paje no estuvo muy de acuerdo. Sanchica estaba ansiosa por ir a ver a su padre pero el paje le dijo que esta no era forma de ir a visitar a su padre, que las hijas de los gobernadores iban en bellas carrozas. Alimentaron gentilmente Teresa Y Sanchica al paje , muy agradecidas por haberles traído buenas nuevas de su esposo y padre. De regreso en la ínsula de Sancho, un día su desayuno fue mínimo que hasta yo creí que el pobre Sancho iba a morir de hambre. Fue a realizar los juicios que hacía normalmente , y este era uno muy confuso sobre el derecho o no de pasar sobre un puente; pero recordó un sabio consejo de mi señor don Quijote y resolvió esto de la mejor manera. Ese mismo día le llegó una carta de mi señor don Quijote en donde en la misma le contaba de todos los acontecimientos recientes en el palacio de los duques y aprovechó esta oportunidad para reforzar las sugerencias de comportamiento. Sancho pidió que le respondiesen esa carta y no fue solo para agradecerle por su apoyo, sino para manifestarle el descontento con la hambruna que el médico lo hacía pasar, pero en fin Sancho le compartió muchas de sus nuevas experiencias como gobernante y en la mirada de Sancho podía ver cuanto lo extrañaba.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Capítulos del 46 al 48

Volviéndome ese mismo día a donde mi señor, en la noche pude ver como sus no lograban perseguir el sueño, y no dormía don Quijote. Por lo que supiese era que pensara en su señora Dulcinea, o quizá en el canto de la joven Altizidora. En la mañana siguiente muy de mañana se levantó don Quijote y se encontró con los duques y la señorita Altizidora, y una moza también en la habitación; cuando él entró Altizidora se desmayó cayendo en los brazos de la moza, don Quijote hizo solicitud de un laúd, ¿para que querría mi señor un instrumento de cuerdas? En fin así lo hizo y vi la cara de malicia en los duques, pero pasaron las tempranas horas de la tarde y de la noche y nada anormal había sucedido estando en nuestro aposento estaba el laúd y ya casi quedándome dormido oí una canción de romance que recitaba don Quijote a la hermosa Dulcinea, y esa suave melodía me hizo caer en un sueño profundo. De repente un sueño me consumió y en él podía oír un escándalo que hacía todo muy real, luego en el sueño unos gatos aparecieron y en medio de una riña estaban pues oía sus quejidos y maullidos cada vez más fuertes, fue entonces un grito de dolor el que me sacó del confuso sueño y este grito provenía de don Quijote. Al abrir los ojos me asombré que no todo era un sueño en realidad había gatos en la habitación y con toda razón don Quijote gritaba pues claro tenía un gato colgando de su cara, don Quijote decía que eran encantadores, hechiceros pero fue en ese momento cuando comprendí que esta era la broma, la burla de los duques hacia él. En eso entraron los duques y apartándole el gato de la cara a Don Quijote llamaron a Altizidora, para que le curara la carra arañada de mi señor. El cual tuvo que guardar cama por cinco largos días mientras tanto me dedicaba a vigilar los actos que llevaba a cabo Sancho Panza en su anhelada ínsula…Pues en mi vista a Sancho llegué un día y lo encontré en su nueva casa sentado en la cabecera de una elegante mesa, llena de cuantos platos deliciosos se pudiera uno imaginar, se encontraban varias personas en aquel salón y uno muy cerca de Sancho. Poco a poco le presentaron los platos uno por uno a Sancho, pero cuando Sancho extendía la mano para tomar algo de aquel plato suculento, el joven que estaba a su lado, el cual era médico de profesión, sonaba un bastón e inmediatamente quitaban el plato. Sucedió lo mismo unas dos o tres veces, y fue entonces cuando Sancho le preguntó al bastonero que cual era la razón por la cual le eran arrebatados los platos de sus manos. La explicación del médico fue de carácter exagerada, pero verdadera. Lo que el médico hacía era analizar cada comida que iría a comer Sancho si no era adecuada para él, debían de retirarla. Si Sancho quería algo de la mesa, no lo podía comer por que el médico decía que por un motivo u otro no podía. Fue entonces cuando Sancho se molestó con el médico y le ordenó que le dejase comer algo de lo presente en aquella mesa, que sino él le mataría pero sería de hambre; le solicitó que saliese del salón cuando en eso llegó una carta del duque. Sancho ordenó que desalojaran la sala para que le pudiesen leer la carta a solas. La carta de parte del duque le informaba que algunos enemigos en común tenían planeado realizar ataques contra sus tierras también mencionó que existía la posibilidad de que personas ajenas a él le quisieren matar. Pues por lo que de ahora en adelante Sancho estaría muy atento. Se le presento en eso un labrador, el cual exigió hablar con Sancho, él pidió que lo pasaren y así lo hicieron, el labrador le contó parte de su vida, y que deseaba casar a su hijo bachiller, con una joven muy hermosa, por lo que le pedía a Sancho que le redactase un carta solicitando la mano de la joven y un regalo de seiscientos ducados. A esta petición Sancho se molestó y echó al labrador y demando Sancho algo de comer. Mientras Sancho resolvía sus quehaceres fui a ver como seguí mi arañado señor. Fue una noche cuando sucedió algo inusual, una dueña de los duques se acercó a la habitación de don Quijote diciendo que ocupaba comentarle algo urgente y ver si este amable caballero la podría ayudar; pero de tal forma fue el susto que tuvo al ver a mi señor, que su vela se cayó y tuvo que devolverse a encenderla bien. Mientras tanto mi señor pensaba si esta dueña no sería un encantamento de los encantadores enemigos suyos. Volvió la dueña con la vela encendida, y le contó a don Quijote la historia de su hermosa hija la cual había casado con un buen labrador, pero que este no había cumplido la promesa de casarse con ella, fue entonces cuando pensé que quizá la historia se relacionara con el labrador de Sancho. Por lo que la señor dueña quería que don Quijote tomara presencia en el asunto. En eso la dueña le contó a don Quijote acerca de la salud de la duquesa, cuando en ese momento alguien interrumpió en la habitación, la vela de la dueña se apagó y le chilillaron tanto a ella como a mi señor si saber por que motivo había sucedido semejante barbaridad.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Capítulos del 43 al 45

Siguió mi señor con la Buena intención de darle a Sancho los mejores consejos para su beneficio. Pero estos consejos era sobre el cuido personal, mantener las uñas cortas, vestirse bien, cabalgar de la manera apropiada, no erutar, hablar adecuadamente, fue en este punto cuando nuevamente llegó la Discordia sobre los refranes de Sancho, el uso excesivo que hacía de ellos. Don Quijote le hablaba de todo esto y fue al finalizar que Sancho le dijo que realmente no se acordaba de ninguno de los consejos mencionados anteriormente, y que en este caso sería mejor que se los escribiese, y alguno de sus acompañantes del gobierno se lo leería ya que él no sabía leer; lo que preocupó seriamente a don Quijote, en unas idas y venidas de refranes y pleitos llegaron don Quijote y Sancho a la conclusión de que ya era hora de bajar a comer , seguramente ya esperaban por ellos. Comimos esa noche una cena de gran gusto, descansando como nunca en nuestro aposento justo. Al día siguiente Sancho, don Quijote y yo quedamos sorprendidos del parecido entre un moso del duque que tenía gran parecido con la Trifaldi, pero en fin, en la partida de Sancho lo acompañamos todo el camino hasta su nueva ínsula. Pero una vez de regreso en el palacio mi señor don Quijote sentía la soledad la ausencia de su fiel escudero. La duquesa preocupada por lo decaído que estaba mi señor, le ofreció mil favores a los que mi señor dijo siempre no, sin ánimo de bajar a cenar en el aposento se encerró mi señor don Quijote, y fue pronto que el calor lo atormentó por lo que abrió la ventana y escucho voces que venían de abajo del balcón, y fue cunado don Quijote escuchó a una joven de nombre Altizidora cantar con una dulce voz y en compañía de un arpa sobre el amor por el ilustre caballero que entregó su corazón a la afortunada Dulcinea del Toboso, después de finalizado el canto don Quijote reflexionó, y antes de que cerrar la ventan por una hendija me escapé y a Sancho a esas alturas de la noche visité. A la mañana que llegué al tierra de Sancho parecía que venían saliendo de la iglesia, y al juzgado se dirigieron en el cual al parecer Sancho hacía muy bien su trabajo ya que había resuelto tres juicios rápidamente, el de un labrador y un sastre, el de dos ancianos y una pareja. A mi parecer todas las decisiones de Sancho fueron bien acertadas, y espero que en un futuro siga siendo un buen gobernador.