jueves, 19 de agosto de 2010

Capítulo del 42-44

Resultó que recién acabada la historia del cautivo y de la hermosa Zoraida. Llegarón a la venta, unos señores a caballo y otro a pie, había dentro de esa pequeña caravana una hermosa señorita como de unos diez y seis años. Ellos preguntaron por hospedaje pero la venta estaba tan llena que no cabía nadie más ni había cama. La señora de la venta les ofreció muy amablemente que si trían cama podrían quedarse y que si no les importaría quedarse un poco estrujados en los dormitorios con el resto de los que en la venta estábamos. Ellos accedieron, el oidor el señor líder de la pequeña caravana se fue con los hombres y la señoras se llevaron a la hermosa señorita a su cuartillo. Luego el oidor, empezó a contar por que iba por esos rumbos con su hija, que era la hermosa doncella. Resulta ser de que aquel hombre iba de camino hacia una propiedad que había sido de su padre, y luego la dividió en cuatro para su padre y sus tres hermanos. Ahora el oidor iría de regreso a ver si había alguno de sus familiares con vida. El resto de hombres se quedaron asombrados al igual que yo, pues la historia de la división de la propiedad de su padre y sus hermanos, era muy parecida a la que nos había contado el criado. Entonces el cura se levantó y fue a traer al criado y le dijo los sucedido, ambos mencionaron el nombre de su padre y al darse cuenta que eran hermanos se abrazaron y lloraron, casi todos los demás lloraban también, entonces decidieron ir juntos a buscar a su padre, y casarse con Zoraida allá y bautizarla. Todos esa noche nos fuimos a dormir temprano; excepto don Quijote que esa noche haría la guardia en el castillo. Eran como las cinco de la mañana y yo oí una melodiosa voz que cantaba unos versos, al inicio creí que era alguna de las doncellas , al entrar en su tienda me di cuenta de que no era ninguna de ellas por que también buscaban de donde venía la melodiosa voz. Entró Cardenio a la habitación más a las damás les comunicó que un mozo de mulas era el encantado cantor. Dorotea despertó a Clara la hija del oidor, y le dijo que escuchara al cantor de aquella melodiosa voz, cuando clara la olló se tapó los oídos y dijo no puede ser, me ha seguido hasta acá , luego Dorotea, le dijo que le contara el por que el joven cantor mozo de mulas la seguía. Clara respondió que no es un mozo de mulas, es un joven hijo de un padre rico, y que pose muchas tierras, el vive al frente de su casa y que por las ventanas le hacía señas de que la amaba y se quería casar con ella. Al parecer el joven se dió cuenta de que ellos saldrían de casa y la siguió cantando los versos tan puros de su alma. Yo quedé atónito al igual que Dorotea que trataría de ayudar a Clara. Luego volvieron a dormir. Me fui para donde estaba don Quijote al parecer estaba hablando solo, cuando llegué ahí me di cuenta de que ni hablaba solo, sino que estaba diciendo unas palabritas a Maritorrnes y a la hija de los venteros, algo de que no la podía amar, y un monton de habladurías. Luego don quijote fue y trajo algo que si no me equivoco pertenecía a Sancho se paró encima de Rocinante y les dió un extremo de la amarra a las doncellas, él se lo amarró a su mano y luego ellas lo amararon a una parte de la ventana y salieron corriendo muertas de la risa. Al parecer le jugaban una broma de mal gusto a Don Quijote. El murmuraba que seguro era un encantamiento, pensó en Dulcinea en Sancho y le suplico a cuantos caballeros se acordó. Luego llegaron unos caballeros de acaballo a la venta y la puerta estaba cerrada, tocaban y soicitaban entrar. Don Quijote les respondía que no era hora de entrar al Castillo, y ellos le discutían que eso no era Castillo. Fueron tanto los intercambios de los grits que despertaron al vnetero y salió a ver lo que ocurría. En ese entonces el ridículo de Rocinante olió a uno de los caballos y decidió ir a ver de que se trataba, por lo que don Quijote quedo colgando de la amarra, tocando con las puntas de sus pies el suelo pero si poder estar en el, mi pobre señor se iría a quedar sin palo o sin brazo. Fueron tales los gritos de don Quijote que todos en la venta se despertaron y fueron a ver lo que ocurría; en ese entonces Maritorrnes fue y desató la amarra de don Quijote y después don Quijote calló al suelo, y se encontró con los señores que a la puerta llamaban y el ventero, a como pude, ayudé a que don Quijote se pusiese en pie. Luego los señores que llamaban a la puerta preguntaron que si no habían visto a un mozo de mulas. El ventero les respondió que había tanta gente en la venta que no sabía si había un mozo de mulas o no. Entonces uno de los caballeros dijo que de fijo ahí debería de estar, pues ahí estaba el coche que el seguía, siguieron caminando cundo uno de los de a caballo, dijo este es y cogió al joven mozo de mulas que estaba bien dormido todavía. El joven cuando despertó se mostró muy acongojado y desepcionado, fueron a donde los otros hombres estaba, y Clara y Dorotea estaban muy acongojas de saber de que ese hombre del que ella gustaba estaba ahí. Entonces los hombres conversaron y ahí entendí que los hombres venían en busca del supuesto mozo de mulas , que se llamaba don Luis; lo venían a buscar por que su padre quería que regresara con él y dejara de perseguir a la señorita con la que el deseaba casarse. En ese momento comprendí que se trataba de Clara que era la señorita que el mozo de mulas gustaba. El joven insistía que el se casaría con ella. El la amaba. Don Quijote se había quedado por ahí cuando llegó el barbero con el " yelmo de Mambrino" y don Quijote quizó ir a quitárselo y a decirle que le pertenecía, Sancho también fue en su ayuda, y don Quijote se sintió orgulloso de la tan esmerada ayuda que su escudero Sancho le brindaba. Sancho argumentaba sabiamente por que el yelmo era de don Quijote.

1 comentario:

  1. Seguís con un trabajo excelente, inspirador. Te felicito, ya vas a ver qué te parece cómo termina esta primera parte de un viaje que has compartido con emoción y sentimiento. Un viento que viaja por los rincones del corazón.

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