sábado, 31 de julio de 2010

Capítulo del 36-38

Terminamos de leer aquel cuento, cuando el ventero advirtió que venían en una caravana cuatro hombres a caballo, dos a pie y una dama sentada en un sillón. El venero deseaba de que vinieran para acá... pues tenian un buen parecer. En efecto se metieron en la venta, llevaban unas mascaras negras en los ojos más parecía que la llevaban en la boca, pues no mencionaron palabra alguna. Bajaron a aquella dama con mucha delicadeza pues parecía una perla muy valiosa sacada del mar,cubierta su hermosa cara ten bella como la luna con una seda blanca y suave como la pluma de un cisne y la colocaron en una silla, dio esta un suspiro que Dorotea no resistió preguntarle que le acontecía. Al ella intentar hablar uno de los hombres a caballo salió y la calló Cardenio al oír aquellas pocas palabras se levantó. Yo intrigado por saber quien era aquella señora que a Cardenio le llamaba la atención soplé y voté aquel pañuelo de su cara tan fresca y delicada. Para sorpresa de Cardenio, era Lucinda, su señora esposa aquella del conflicto con un tal don Fernando. Pues luego me fijé y dorotea había caído desmayada. Cardenio trató de abrazar a Lucinda más Aquel enmascarado señor no lo permitió. Me interesé por saber quien era entonces un poco de polvo le soplé en la cara, y lo obligué a que su mascara se quitara. Para eso Dorotea ya había vuelto en sí, y el enmascarado se quitó la mascara, me dí cuenta por la expresión en Dorotea que este señor era don Fernando, su esposa. Luego se dieron un par de discusiones sobre los problemas entre las parejas, el por que de las situaciones y decisiones tomadas. Luego don Fernando cedió y dio disculpas a Dorotea y dejo libre a Lucinda con su esposo Cardenio. Dorotea le contó a don Fernando como habían llegado a la venta y todos sus graciosos acontecimientos con don Quijote, Luego el contó sus aventuras en la ciudad. Luego de acabar esto Sancho entró en razón y se dio cuenta que La princesa Micomicona no era una princesa sino Dorotea una simple muchacha, y debido a esto nada de sus deseos de ser gobernante de una ínsula se haría realidad. Cuando despertó don Quijote, Sancho le dijo lo desilusionado que estaba,por que La princesa Micomicona era tan solo Dorotea, Don Quijote le debatía que el ya había luchado y que si era princesa, Sancho le debatía y recordaba que la venta era lugar de extraños encantamientos. Cuando salieron para confirmarlo, la princesa Micomicona seguía siendo ella misma y todo seguía igual, esto se dio por que don Fernando quiso ayudar con el plan de llevar a don Quijote a su casa, así que todo seguía igual. Los venteros estaban contentos por que esta vez les pagarían por su estadía. Estaban todos reunidos cuando llegaron un hombre y una mujer, se acongojaron un poco por no tener lugar donde dormir por que la venta estaba llenísima pero las damas de mi grupo fueron tan amables que les ofrecieron que ella se quedase en el cuarto en el que ellas compartirían. La mujer bajo su cabeza en forma de agradecimiento. El hombre les dijo que ella era mora y no entendía mucho su lengua. El ventero sirvió la mesa y todos se sentaron para comer, la mora al quitarse el velo de su cara, me di cuenta que era una mujer de gran hermosura y delicadeza. Luego de un rato don Quijote, empezó a decir una habladurías fuera del tema que en la mesa se conversaba habló de las armas y letras, su importancia, las guerras, leyes... este gran discurso se hizo muy tedioso para mí. Luego de un rato alguien interrumpió y dijo que nos preparáramos para un verdadero discurso.

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