lunes, 13 de junio de 2011

Imaginación, la que abre la puerta a la Ilusión

Cuenta un poeta
Que recorre los rincones
De esta hermosa Tierra

Una de las historias
Que una vez vivió
Y esta su vida cambió

La enseñanza de
Que lo irreal
Puede ser lo real

Aprendió a Esperar
Lo que jamás
Hubiera esperado

Aprendió a soñar
Lo que nadie nunca
Imaginó soñar

Comprendió que la
Felicidad se encuentra
En la creatividad

La ilusión de crear
Lo que jamás
Se pudo haber creado

Este poeta viajero
Soy yo, el Viento
Dispuesto a imaginar la ilusión

Capítulos 40 al 42

Prosiguió entonces la discusión del caballero Salvador de aquellas pobres dueñas que sus caras llenas de barba estaban. Comentaron los métodos para las barbas del rostro desprender, más era notorio que fácil no iba a ser. Sancho prosigue la conversación y llega pronto a una negociación, si desean ser el salvador deberán volar tres mil y un poco de leguas para enfrentar al gigante bravucón. Un caballo para dos valientes señores, los cuales deja claro que son Sancho y Don Quijote. Indeciso Sancho se queda más la dueña de nuevo le ruega, anhela ser liberada del encanto por aquel gigante que la ha apenado tanto. Sancho pide ser reconocido en la historia, y señala que en muchas de ellas ni el escudero mencionan. No es sino por el escudero que el caballero logra su objetivo. Finalmente don Quijote pone fin a la negociación, dejando claro que a este nuevo reto se enfrentará con emoción.
Cayó la noche con gran rapidez mientras con gran entusiasmo esperaba don Quijote el mencionado caballo que los recogería y los llevaría a luchar contra el encantador de las dueñas barbudas. Mientras que yo me encontraba todavía sin razón, no sabría si eso sería posible o si sería parte de la burla de los duques a don Quijote y a Sancho, como lo habían hecho anteriormente, pero yo me preguntaba ¿Por qué dos señores de buenos modales se prestarían para burlar a un noble caballero? Por otro lado en un rincón el Sancho acobardado se encontraba, cada vez se lamentaba más de haberse convencido de ir a luchar. Don Quijote le había pedido a Sancho que se diera los azotes que le hacían falta, más Sancho le indica de que él hará lo de los azotes en cuanto regresen del viaje. Entonces lo llamo La dueña Dolorida y le dijo a don Quijote que el caballo ahí se encontraba don Quijote le indica a Sancho que ya deben de subir, pero el mismo Sancho se atemoriza y le dice a los duques que que ha de pasar con el y su ínsula si no regresa, e insiste que quiere ser gobernador. Los Duques le aseguran a Sancho que él regresará y su ínsula prometida él tendrá. Sancho decide subirse al caballo después de don Quijote y luego para mi sorpresa les vendaron los ojos. De repente vi como salieron grandes mantas, y pequeñas antorchas con fuego. Empezaron a mover al caballo hacia delante y hacia atrás luego por los lados, me di cuenta de que era parte de una broma para Sancho y don Quijote, les intentaban simular que iban flotando en el aire. Pero la verdadera sorpresa fue para mí cuando me dí cuenta de que las grandes mantas empezaron a agitar y me movieron sin razón alguna por todo el jardín choqué con las dueñas, los duques, las antorchas, con Sancho, don Quijote y hasta con todo el caballo de madera. Fue entonces cunado pusieron las antorchas cerca de la caras de Sancho y don Quijote, y hasta yo sentía de que se estaban quemando. Fue entonces cuando empujaron fuertemente el caballo y botaron a don Quijote y a Sancho Panza y casi se les queman las barbas. Se quitaron los pañuelos y se sorprendieron de encontrarse en el mismo jardín, de donde habían partido, y aún más fue el asombro cuando vieron un pergamino con el mensaje de aquel gigante que decía que con el hecho de que don Quijote hiciera el intento de luchar contra él quedaba más que claro que , desde ese momento dejaba libre a las dueñas de sus barbas. Don Quijote atónito y los duques con cara burlesca lo miraban, mientras Sancho buscaba a las dueñas con tal de verlas sin las largas barbas. Fue entonces cuando los duques le preguntaron a Sancho y a Don Quijote si ellos habían visto algo, Sancho dijo que el jugó con los siete cabritos en el espacio, y le recordó sus momentos de pastorcillo de niño. Los duques no sabían como reaccionar, ya que sabían que todo esto era mentira, yo también creí que Sancho mentía con su cuento de juguetear con los siete cabritos, pero mi pensamiento cambió cuando oí que don Quijote le susurró al oído a Sancho que le debía comentar lo ocurrido en la Cueva de Montesinos. Después de haber tenido, los duques, su rato de gozo por los actos de Don Quijote y Sancho Panza se reunió el duque con Sancho Panza, y le anunció que el día de otorgarle su ínsula se acercaba, y Sancho mostraba gran felicidad, aunque en coacciones menospreció el tamaño de la ínsula, que para él era pequeño. Incluso intentó negociar un pedacito de cielo en lugar de la ínsula. El Duque le dijo que eso era algo que no podía tener, ya que le partencia a Dios. Después de conformarse Sancho con la ínsula que le daban le informó el duque que durante las próximas horas le iban tomar las medidas para mandarle a hacer las más finas ropas que usaría el nuevo gobernador de esta ínsula. Muy rápido de la mano don Quijote a Sancho tomó y lo llevo a una habitación, por poco no me da tiempo de entrar, ya que don Quijote cerró la puerta rápidamente y con seguro la puerta cerró. Obligando a Sancho a sentarse junto a él, en la cara de don Quijote se vio reflejada las ansias que tenía de compartir su sabiduría con Sancho, y claramente fue uno de los discursos que más valor tubo para mí. Le aconsejó a Sancho como ser un buen gobernador y una de las cosas más importantes que le habló fue el temor a Dios, el conocerse a si mismo una de las cosas más difíciles, pero sobre todo le hizo énfasis a Sancho en nunca olvidar el linaje, lo que realmente es, estar orgulloso de ser un humilde labrador, y mantener esa humildad siempre, sobre todo ser un hombre virtuoso y misericordioso. Todos estos consejos Don Quijote a Sancho dio, indudable la sabiduría de este noble caballero, Don Qujote de La Mancha.